Como se explicó en la primera entrega de esta serie, buena parte de la conversación ambiental en torno al Tren Maya ha estado determinada por incentivos político-electorales, de interacción mediática en una lógica de polarización, desinformación búsqueda de alcance e interacciones, y no necesariamente en información veraz o rigor técnico. Una lógica que permea en la conversación ambiental sobre la Selva Maya en general. En ese mismo patrón, uno de los temas más recurrentes fue la supuesta muerte de jaguares atribuida al proyecto.
En los espacios digitales circula una cantidad considerable de publicaciones que vinculan al Tren Maya con la muerte de jaguares, particularmente con atropellamientos. De acuerdo con los análisis de redes y fuentes abiertas realizados sobre los términos “jaguar”, “jaguares” y su intersección con “Tren Maya”, se identifica un volumen relevante de conversación que asocia directamente al proyecto ferroviario con la pérdida de ejemplares de esta especie en la Península de Yucatán.
La mayoría de las menciones se concentran en plataformas como X (antes Twitter), Facebook y TikTok, donde fotografías o videos de felinos muertos se utilizan para afirmar que los atropellamientos fueron consecuencia directa de las obras o de la operación del tren. Sin embargo, los registros disponibles muestran que dichas imágenes corresponden, en su mayoría, a accidentes ocurridos en carreteras automotoras del estado de Quintana Roo, principalmente en el corredor Cancún–Tulum, y no en vías ferroviarias.
Gráfica 1.0
Como se observa en la gráfica 1.0, más de la mitad de toda la conversación digital sobre “jaguares en México” entre octubre de 2024 y octubre de 2025 se centró en la idea de que “el Tren Maya amenaza ecosistemas, afectando selvas, jaguares, venados y acuíferos” (54.3 % del total). En comparación, los temas relacionados con avistamientos (15.5 %), afectaciones vinculadas a la minera Calica (11.9 %) o acciones de conservación (8.0 % ambientalistas y 4.5 % gobierno) representaron proporciones significativamente menores. Esta distribución confirma que el proyecto fue posicionado como el principal agente de destrucción ambiental, consolidando al tren como el eje narrativo de la pérdida de fauna y, en particular, del jaguar.
Imagen 1.0
La imagen 1.0 , que reúne portadas, notas y publicaciones virales con fotografías de jaguares muertos, ilustra cómo la cobertura mediática reforzó esa percepción. La representación visual del “jaguar atropellado” se convirtió en el recurso central de la crítica ambiental digital: una narrativa emocional, fácilmente viralizable, pero sin correspondencia con evidencia verificable. En este entorno, el símbolo sustituyó al dato, y la imagen del jaguar —más que su situación real en el territorio— terminó siendo el vehículo principal para sostener la idea de un ecocidio inexistente.
- Ausencia de reportes en vía férrea
A pesar de la intensidad de la conversación digital y del volumen de contenidos que asocian al Tren Maya con muertes de jaguares, no existe hasta la fecha ningún reporte que documente un atropellamiento en vía férrea.
Los registros oficiales disponibles —incluyendo los de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y el Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales de Quintana Roo (IBANQROO)— confirman que no hay evidencia ni denuncias verificadas de jaguares muertos por contacto directo con trenes o maquinaria ferroviaria.
De manera justa, debe reconocerse que la conversación digital tampoco sostiene de manera sistemática esa acusación específica. La mayoría de los contenidos no refieren explícitamente atropellamientos en rieles, sino que vinculan al proyecto de forma indirecta, asumiendo que los supuestos casos de mortalidad de fauna terrestre son una consecuencia colateral del Tren Maya. Sin embargo, la revisión de campo, los expedientes técnicos y los reportes ambientales muestran una realidad distinta: todos los registros de felinos atropellados en la Península de Yucatán corresponden a carreteras automotoras, no a derechos de vía ferroviaria.
Los datos del IBANQROO, obtenidos a partir de monitoreos continuos desde 2014, muestran que los atropellamientos de jaguares y ocelotes se concentran históricamente en el corredor Cancún–Tulum, particularmente en los tramos de la carretera federal 307 y caminos turísticos secundarios, zonas de tránsito vehicular intenso y presión urbana. Estos incidentes son previos a las obras del Tren Maya y persisten como un problema estructural de coexistencia entre fauna y desarrollo humano, ajeno a la infraestructura ferroviaria.
En síntesis, la ausencia de reportes en vía férrea es un dato técnico contundente: no se ha registrado ningún caso de jaguar muerto por trenes o maquinaria del proyecto, ni existe documento jurídico, denuncia ambiental o evidencia científica que respalde tal afirmación. La narrativa digital del “jaguar atropellado por el Tren Maya” carece de sustento verificable y surge, más bien, de inferencias mediáticas y visuales construidas sobre accidentes carreteros preexistentes.
- El desplazamiento de fauna: explicación ecológica del fenómeno
En la conversación digital, los señalamientos que vinculan al Tren Maya con muertes de jaguares u otros felinos suelen basarse en la idea de que la obra habría provocado su desplazamiento hacia las carreteras aledañas, donde el riesgo de atropellamiento aumenta.
Desde la perspectiva ecológica, el desplazamiento de fauna es un fenómeno natural y documentado que ocurre ante cualquier alteración significativa del entorno —como ruido, vibraciones, remoción de vegetación o incremento de presencia humana—. Estas perturbaciones modifican temporalmente los patrones de movilidad de las especies, que se desplazan hacia zonas contiguas en busca de alimento, sombra o refugio.
En regiones como la Riviera Maya, esos desplazamientos suelen conducir a los animales hacia los bordes de carretera o áreas semiurbanas, donde encuentran condiciones más estables de cobertura vegetal o fuentes accidentales de alimento y agua. No se trata, por tanto, de que el tren “atropelle animales”, sino de que la modificación temporal del entorno puede inducir movimientos de fauna hacia lugares donde ya existía riesgo vial previo.
De acuerdo con estudios de la SEMARNAT (2023), la CONABIO (2018–2024) y el Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales de Quintana Roo (IBANQROO), las causas más frecuentes de desplazamiento en el sur del estado son:
- Ruido y vibración durante la construcción, que empujan a especies sensibles —como el jaguar, el ocelote o el puma— hacia zonas más tranquilas.
- Fragmentación temporal del hábitat, cuando caminos o desmontes interrumpen corredores biológicos naturales.
- Cambios en la disponibilidad de agua y alimento, que pueden llevar a los animales a acercarse a carreteras donde encuentran escorrentías o basura orgánica.
Estos efectos son temporales y mitigables, y tienden a disminuir una vez que la obra estabiliza su entorno físico o implementa medidas correctivas, como pasos de fauna, reforestación compensatoria y monitoreo satelital.
El Plan Integral de Manejo Ambiental del Proyecto Tren Maya (FONATUR, 2023) documenta más de 300 pasos de fauna y zonas de vigilancia activa en coordinación con la CONANP, diseñados precisamente para garantizar la conectividad ecológica y reducir los riesgos de colisión o aislamiento.
En síntesis, el desplazamiento de fauna no constituye evidencia de daño irreversible ni puede atribuirse exclusivamente a las obras ferroviarias. Se trata de un proceso natural de adaptación ecológica, acentuado por décadas de presión urbana y turística en la región, cuya mitigación depende de gestión técnica y no de interpretaciones mediáticas.
- Ausencia de evidencia verificable que vincule al Tren Maya con la muerte de felinos
A pesar de la persistencia del tema en la conversación digital, no existe evidencia jurídica, periodística ni científica que sustente que el Tren Maya haya causado la muerte de un jaguar, ocelote o cualquier otro felino silvestre.
La revisión exhaustiva de documentos oficiales, registros ambientales y publicaciones académicas confirma que las acusaciones derivan de inferencias mediáticas o interpretaciones erróneas, sin respaldo verificable.
Para efectos de claridad, este apartado se organiza en cinco niveles de evidencia: jurídico-administrativo, periodístico, técnico-académico, ecológico y conclusivo, los cuales, en conjunto, refuerzan un mismo resultado: la ausencia total de pruebas que vinculen al proyecto con la mortalidad de fauna.
En primer lugar, desde el ámbito jurídico y administrativo, ningún expediente judicial, ambiental o penal en poder de la PROFEPA, la SEMARNAT o los tribunales federales ambientales contiene denuncia, peritaje o resolución que relacione directamente al Tren Maya con la muerte de felinos.
Las suspensiones judiciales otorgadas al proyecto —como las correspondientes al Tramo 5 Sur (Playa del Carmen–Tulum)— se fundaron en cuestionamientos preventivos, vinculados a la presentación de estudios complementarios, no en daños consumados a fauna.
De igual forma, en el ámbito penal no existe ninguna carpeta de investigación por daño directo a especies silvestres derivado de actividades ferroviarias. En consecuencia, no hay precedente legal alguno que atribuya responsabilidad al Tren Maya por la muerte de un jaguar u otro felino.
En el plano periodístico, tampoco se ha verificado de manera independiente un solo caso concreto de atropellamiento provocado por trenes o maquinaria del proyecto.
Las notas que circularon entre 2022 y 2023 sobre “jaguares atropellados” en la península corresponden a accidentes en la carretera federal 307, no en vías ferroviarias.
Los registros del IBANQROO, que documentan atropellamientos desde 2014, confirman que estos incidentes ocurren en zonas turísticas y carreteras automotoras del corredor Cancún–Tulum.
Autoridades de la SEMARNAT y la SEDENA han aclarado públicamente que no existe registro alguno de mortalidad de fauna asociada al Tren Maya.
Por tanto, la narrativa periodística del “jaguar atropellado por el Tren” carece de fuente verificable o confirmación oficial.
En el nivel académico y técnico, los Estudios de Impacto Ambiental (MIA) aprobados por la SEMARNAT no reportan hallazgos de felinos muertos en el área de influencia directa del proyecto.
Las evaluaciones elaboradas por la CONABIO, el ECOSUR y la Universidad Autónoma de Campeche (UACAM) documentan la presencia, conectividad y movilidad de jaguares, pero no registran mortalidad asociada al tren.
Asimismo, una revisión de literatura científica en Google Scholar, SciELO y repositorios de la UNAM, ECOSUR y UACAM (2018–2025) confirma que no existe artículo ni informe académico que reporte la muerte de un felino atribuible al Tren Maya.
Por el contrario, los estudios más recientes en Calakmul, Felipe Carrillo Puerto y Tulum muestran una población estable y con suficiente conectividad ecológica, lo que contradice la narrativa de un impacto severo o irreversible.
Desde la perspectiva ecológica, los atropellamientos ocasionales de jaguares y ocelotes se explican mejor por el fenómeno de desplazamiento temporal de fauna, un proceso natural en el que la presión urbana, el ruido y la expansión turística inducen a los animales a cruzar carreteras ya existentes.
Estos eventos no guardan relación con la infraestructura ferroviaria, pues ocurren en vialidades donde el tren no tiene contacto operativo con los animales, y su frecuencia depende del tráfico vehicular y de la urbanización creciente en la Riviera Maya.
Finalmente, en el balance general, puede afirmarse que no existe evidencia jurídica, periodística ni técnica que vincule al Tren Maya con la muerte de felinos silvestres.
Las acusaciones difundidas en redes sociales carecen de sustento empírico y se apoyan en material visual fuera de contexto.
Los registros oficiales y académicos coinciden en que los atropellamientos se concentran en carreteras automotoras, y que su frecuencia ha disminuido desde 2022 como resultado de medidas de mitigación, monitoreo ambiental y la implementación de pasos de fauna.
En conjunto, la evidencia disponible refuerza una conclusión clara: la narrativa del “jaguar muerto por el Tren Maya” no tiene correlato verificable en el territorio.
- La evidencia que sí existe apunta a lo contrario
Si bien no existen reportes que vinculen al Tren Maya con la muerte de felinos, sí hay evidencia sólida que demuestra que los atropellamientos de jaguares y ocelotes son un fenómeno previo y estructural en la Península de Yucatán, asociado al crecimiento urbano y al tránsito vehicular, no a la infraestructura ferroviaria.
Desde que comenzaron a hacerse los registros de atropellamientos por parte del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales de Quintana Roo (IBANQROO), seis años antes del inicio de las obras del Tren Maya, ya había registro de incidentes. En ese periodo, las colisiones se concentraron en los tramos de la carretera federal 307 y en caminos secundarios vinculados a desarrollos turísticos, especialmente entre Tulum y Playa del Carmen. Estos corredores presentan altos niveles de fragmentación del hábitat, iluminación artificial y flujo constante de vehículos, factores que incrementan el riesgo de mortalidad de fauna.
La revisión de datos realizada por el IBANQROO y la PROFEPA no muestra un incremento significativo de atropellamientos coincidente con el arranque de las obras ferroviarias. Por el contrario, la frecuencia de registros se mantiene estable o con ligeras variaciones, explicables por el aumento general del tránsito vehicular y por la reactivación económica posterior al confinamiento por COVID-19. De hecho, el pico de 2021 —uno de los años con mayor número de registros— coincide con ese contexto de desconfinamiento, no con actividades constructivas del Tren.
Las muertes reportadas en medios corresponden, en todos los casos, a accidentes en carreteras automotoras y no en derechos de vía ferroviaria. A su vez, los estudios de campo del ECOSUR y la CONABIO indican que las principales causas de mortalidad de fauna en la región son las vías de tránsito automotor, la expansión turística y la ganadería extensiva, factores que han reducido gradualmente la cobertura vegetal y los corredores biológicos naturales.
En conjunto, esta evidencia apunta a una conclusión inversa a la planteada por la narrativa digital: el Tren Maya no generó un nuevo patrón de mortalidad de felinos, sino que opera dentro de un contexto preexistente de riesgo vial estructural.
De hecho, las medidas implementadas como parte del proyecto —incluyendo más de 300 pasos de fauna, monitoreo satelital, y reforestación compensatoria en coordinación con la CONANP— constituyen una oportunidad para reducir ese riesgo histórico.
En síntesis, los datos disponibles no solo desmienten la acusación de que el Tren Maya haya causado muertes de jaguares, sino que revelan un problema anterior y más amplio, vinculado al desarrollo turístico y a la movilidad humana. Comprender esta diferencia es esencial para orientar los esfuerzos de conservación hacia soluciones reales, basadas en evidencia ecológica y no en percepciones mediáticas.
6. Uso de información falsa en redes
El análisis de las publicaciones más virales que vinculan al Tren Maya con la muerte de jaguares revela un uso sistemático de imágenes y videos falsos o fuera de contexto. Este tipo de desinformación visual —basada en la reutilización de material real, pero tomado en otros lugares o fechas— ha sido un elemento recurrente en la construcción de narrativas ambientales amplificadas por redes sociales.
Entre los casos más notorios se encuentran los siguientes:
- Jaguar atropellado en Brasil (2016): fotografías difundidas como evidencia de un atropellamiento causado por el Tren Maya en Quintana Roo provenían, en realidad, del estado brasileño de Mato Grosso. Las agencias AP y Reuters verificaron su origen y desmintieron la atribución.
- Imágenes difundidas por medios locales mexicanos: portales digitales replicaron esas mismas fotografías como si correspondieran a la Península de Yucatán. La verificación de Animal Político y VerificadoMX confirmó que algunas provenían de Tepic o de Colombia, sin relación alguna con el proyecto.
- Fotografía atribuida a una “zona cercana al Tren Maya”: circuló ampliamente en Facebook y X sin coordenadas verificables, sin que existiera prueba de ubicación ni vinculación con la obra.
- Jaguar muerto en la carretera 307: caso real, pero sin conexión con vías ferroviarias ni maquinaria del Tren Maya, y anterior a la etapa de construcción del proyecto.

Imágen 2.0
Estos ejemplos ilustran cómo se construyó una narrativa visual eficaz, pero falsa: una sucesión de imágenes impactantes que, descontextualizadas, se interpretaron como prueba de un daño ambiental inexistente.
La propagación de estas piezas fue amplificada por el algoritmo de las redes sociales, que prioriza el contenido emocional —particularmente aquel asociado a la indignación o la tragedia—, generando así un alto volumen de interacción sin relación con la veracidad de la información.
Este fenómeno tiene implicaciones más amplias para el debate ambiental. Al instalar una narrativa falsa con alto impacto emocional, la desinformación erosiona la credibilidad del ambientalismo serio, desvía la atención pública de los verdaderos desafíos ecológicos y debilita el diálogo entre sociedad, instituciones y comunidad científica.
Por ello, la verificación visual y la trazabilidad de la información deben considerarse elementos esenciales para cualquier discusión ambiental responsable.
7. Verdadero / Falso
La revisión integral de fuentes oficiales, académicas y mediáticas permite contrastar las afirmaciones más frecuentes que circularon en redes sociales sobre los jaguares y el Tren Maya.
El siguiente cuadro sintetiza los principales enunciados difundidos, su veracidad y la evidencia disponible.
El objetivo es distinguir los hechos comprobables de las inferencias o falsedades, y con ello contribuir a una comprensión más precisa del fenómeno ambiental y comunicativo.
| Nº | Afirmación | Veredicto | Sustento técnico / evidencia |
| 1 | Los jaguares y otros felinos sí se desplazan cuando hay perturbaciones ambientales (ruido, desmontes, presencia humana). | ✅ Verdadero | Documentado por CONABIO (2018), ECOSUR (2021) y estudios internacionales. Fenómeno natural conocido como desplazamiento temporal o efecto de borde. |
| 2 | El desplazamiento es hacia las carreteras en muchos casos. | ✅ Verdadero (estructural) | Ocurre por disponibilidad de agua, alimento y menor densidad vegetal en bordes de carretera. Fenómeno previo y estructural, no exclusivo del Tren Maya. |
| 3 | El Tren Maya provocó un desplazamiento nuevo o adicional de jaguares hacia las carreteras. | ❌ Falso / No comprobado | No existe evidencia empírica, monitoreo técnico ni peritaje que vincule las obras ferroviarias con un aumento de desplazamientos. El patrón fue documentado desde 2014–2019. |
| 4 | Existen jaguares atropellados por el Tren Maya o sus trenes en operación. | ❌ Falso | No se ha documentado ningún caso en vías férreas. Todos los registros (2014–2023) corresponden a carreteras automotoras. |
| 5 | El número de atropellamientos aumentó a partir del inicio de las obras (2020–2023). | ❌ Falso | Los datos del IBANQROO muestran fluctuaciones normales y un pico en 2021 explicado por el desconfinamiento post-COVID, no por las obras. |
| 6 | Los atropellamientos de felinos ocurren principalmente en la carretera federal 307 y otras vías automotoras. | ✅ Verdadero | Confirmado en los reportes de PROFEPA e IBANQROO. Ningún caso ocurre en derechos de vía ferroviaria. |
| 7 | El Tren Maya ha fragmentado hábitats y generado ruido o modificación ambiental temporal. | ⚠️ Parcialmente verdadero | Cierto durante la etapa de obra, pero temporal y mitigable. Existen pasos de fauna, monitoreo y reforestación compensatoria. No hay evidencia de daño irreversible. |
| 8 | La conversación digital sobre jaguares se basa en evidencia fotográfica y científica sólida. | ❌ Falso | Múltiples fotos y videos virales son falsos o mal atribuidos (AP, Reuters, Animal Político, VerificadoMX). No existe verificación de campo ni coordenadas reales. |
| 9 | El fenómeno de atropellamientos es previo, estructural y vinculado al desarrollo turístico. | ✅ Verdadero | Registros desde 2014 lo confirman. Asociado al corredor Cancún–Tulum, expansión urbana y turismo, no al tren. |
| 10 | Los pasos de fauna del Tren Maya podrían reducir atropellamientos futuros al ofrecer rutas seguras. | ✅ Verdadero (potencialmente) | Su efectividad depende del mantenimiento, monitoreo y conectividad. Es una de las principales medidas de mitigación ambiental documentadas en la MIA. |
8. Conclusión — Cuidar la selva también implica cuidar la verdad
La revisión detallada de la evidencia científica, ambiental y digital confirma lo que la primera entrega de esta serie ya había establecido: una parte sustantiva del debate sobre el Tren Maya no se ha sustentado en hechos verificables, sino en narrativas construidas por la lógica de la polarización y la economía de la atención.
El caso de los jaguares es una muestra precisa de cómo un símbolo ambiental puede transformarse en un instrumento narrativo. Durante meses, la imagen del “jaguar muerto por el Tren Maya” se difundió como emblema de destrucción ecológica, sin que existiera un solo registro, expediente o peritaje que lo confirmara.
Los registros oficiales del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales de Quintana Roo (IBANQROO) muestran que los atropellamientos de jaguares, ocelotes y pumas ocurren desde 2014, seis años antes del inicio de las obras, y todos en carreteras automotoras, no en el trazo ferroviario.
Es cierto que los jaguares se desplazan cuando su entorno se ve alterado —un fenómeno conocido como desplazamiento temporal de fauna, ampliamente documentado por la ecología de conservación—, pero no existe evidencia alguna de que el Tren Maya haya generado desplazamientos nuevos o adicionales hacia las carreteras, ni que haya incrementado el riesgo de atropellamiento.
El patrón es previo, estructural y vinculado a la expansión urbana y turística del corredor Cancún–Tulum.
El pico de 2021, con más registros de atropellamientos, coincide con el desconfinamiento post-COVID, cuando aumentó el tráfico vehicular en toda la península y en diversas regiones tropicales del continente. Así, lo que se presentó mediáticamente como una tragedia ambiental resulta, a la luz de los datos, una narrativa construida a partir de inferencias erróneas, material visual manipulado y dinámicas de amplificación digital.
Fotografías tomadas en Brasil, Colombia y Tepic fueron difundidas como si correspondieran a accidentes del Tren Maya. Agencias y verificadores como Reuters, AP, Animal Político y VerificadoMX demostraron que se trataba de imágenes falsas o fuera de contexto. Aun así, su circulación masiva funcionó como herramienta de capitalización mediática y digital, generando interacción, alcance y contenido emocional, sin relación con la evidencia.
Como se explicó en la primera entrega, la conversación digital no siguió la evolución ambiental de la obra, sino la lógica combinada de la polarización ideológica y de la economía de la atención. En ese esquema, el jaguar —símbolo ancestral de la selva y emblema nacional— fue convertido en un activo narrativo rentable, un vehículo para obtener visibilidad política, clics y validación emocional sin necesidad de contrastar fuentes.
Esta evidencia refuerza la conclusión central de la serie: la brecha entre la realidad ecológica y su representación mediática. Lejos de reflejar los procesos técnicos de mitigación ambiental, la conversación digital reprodujo una imagen emocionalmente poderosa pero empíricamente falsa.
Por ello, cuidar la selva implica también cuidar la verdad, porque la verdad es el cimiento de cualquier política ambiental sostenible.
Este segundo artículo consolida el propósito general de la serie “El Tren Maya, la verdad y la mentira: entre la regularización y la manipulación”: examinar las principales narrativas que distorsionaron la conversación ambiental, confrontarlas con evidencia verificable y fortalecer una cultura pública basada en la transparencia y el rigor técnico.
Los siguientes textos abordarán los otros dos ejes que dominaron la conversación digital —deforestación y manto acuífero— para completar una visión integral de cómo la desinformación ambiental puede modificar la percepción del desarrollo y, con ello, las decisiones colectivas sobre el territorio.
Nota metodológica
El presente análisis, del cual derivan las gráficas 1.0 y 2.0 incluidas en este documento, combina información proveniente de fuentes públicas y plataformas digitales con el propósito de identificar tendencias, temáticas y comportamientos de conversación relacionados con el Tren Maya y su impacto ambiental, social y político.
- Fuentes de información
Google Trends: se utilizó para observar el interés de búsqueda y comparar el comportamiento temporal de los temas más relevantes asociados al Tren Maya, entre octubre de 2021 y octubre de 2025.
Redes sociales: los temas principales se obtuvieron del monitoreo de conversación pública en plataformas como X, a partir de publicaciones, menciones y debates generados por usuarios, medios de comunicación, activistas y actores institucionales entre octubre de 2024 y octubre de 2025.
- Alcance del análisis
El estudio se enfocó en los temas con mayor volumen de conversación durante el periodo analizado, agrupados en categorías que tuvieron un impacto mediático y ambiental como Tren Maya, Jaguares (fauna regional), Deforestación y Cenotes (mantos acuíferos).
Las menciones fueron clasificadas de forma cualitativa y cuantitativa, con el fin de identificar los enfoques predominantes (ambiental, político, económico o social). - Metodología de procesamiento
Se aplicó una búsqueda temática y de palabras clave para detectar picos de actividad y asociaciones entre temas.
Los porcentajes reflejan la proporción relativa de menciones de cada subtema dentro de su categoría principal.
Los gráficos de evolución temporal de la conversación se construyeron a partir de los datos obtenidos en Google Trends y del volumen de publicaciones por mes en redes sociales. - Limitaciones
Los datos provienen exclusivamente de conversación pública y abierta, por lo que no incluyen mensajes privados ni publicaciones con restricciones.
Los resultados reflejan la percepción social y mediática del tema, no necesariamente hechos comprobados.
El comportamiento en redes puede estar influido por coyunturas informativas o campañas coordinadas. - Interpretación
El análisis busca ofrecer una lectura comparativa de cómo ha evolucionado la conversación sobre el Tren Maya y los temas ambientales asociados, identificando narrativas recurrentes, picos de interés y actores clave que inciden en la construcción de opinión pública.
Fuentes institucionales
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) (2023–2025).
Gaceta Ecológica: Seguimiento ambiental del Proyecto Tren Maya.
- Publicación semanal que documenta avances en medidas de mitigación, restauración y supervisión interinstitucional.
- Fuente principal para las referencias a los procedimientos de regularización, pasos de fauna y monitoreo permanente.
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) (2023–2025).
Informes de supervisión conjunta SEMARNAT–PROFEPA–Tren Maya.
- Documentan inspecciones en campo, cumplimiento de condicionantes y monitoreo ambiental por tramos.
FONATUR-Tren Maya (2023).
Plan Integral de Manejo Ambiental del Proyecto Tren Maya.
- Fuente sobre infraestructura ecológica, instalación de pasos de fauna, corredores biológicos y medidas de restauración compensatoria.
Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales de Quintana Roo (IBANQROO) (2014–2025).
Base de datos de atropellamientos de fauna silvestre y monitoreo de grandes felinos.
- Registro oficial que demuestra que los atropellamientos de jaguares, ocelotes y pumas son previos al inicio de las obras (desde 2014) y ocurren exclusivamente en carreteras automotoras, no en el trazo ferroviario.
Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) (2024).
Declaraciones públicas y reportes técnicos de avance del proyecto Tren Maya.
- Confirmación oficial de que no existe registro de mortalidad de fauna atribuible al tren.
Fuentes académicas y técnicas
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) (2018–2024).
Evaluaciones sobre conectividad ecológica y desplazamiento de fauna en la Península de Yucatán.
- Base para la explicación del fenómeno de desplazamiento temporal y efecto de borde.
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) (2021–2024).
Estudios de monitoreo de grandes felinos en Calakmul, Felipe Carrillo Puerto y Tulum.
- Confirman la estabilidad poblacional y la conectividad ecológica posterior a la etapa de construcción del tren.
Universidad Autónoma de Campeche (UACAM) (2022).
Informe sobre presencia y comportamiento de jaguares en áreas de influencia del Tren Maya.
- Complementa la evidencia de movilidad estable y ausencia de mortalidad asociada al proyecto.
Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) (2023).
Evaluaciones de impacto acumulativo y corredores biológicos del sureste mexicano.
- Sustento técnico sobre la mitigación de efectos temporales y medidas de compensación ambiental.
Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la Península de Yucatán (POETY) (2020).
Lineamientos para la gestión ambiental y uso de suelo en la región peninsular.
- Referencia para contextualizar el marco de planificación ecológica que antecede al proyecto.
Fuentes sociodigitales y mediáticas
Análisis sociodigital MW Group (2024–2025).
Evolución de la conversación digital sobre fauna y Tren Maya.
- Fuente del hallazgo de que más del 50 % de la conversación digital asocia al tren con la “amenaza a ecosistemas y jaguares”, y que el volumen de publicaciones responde a coyunturas mediáticas, no a reportes técnicos.
Dataset interno “Desinformación ambiental y capitalización mediática”.
Registro de los principales casos de imágenes falsas o fuera de contexto difundidas en redes sobre supuestos atropellamientos de jaguares.
Agencias internacionales de verificación (Reuters, Associated Press) (2016–2024).
Fact-checks y desmentidos sobre imágenes atribuidas erróneamente al Tren Maya.
- Confirman la procedencia de material visual difundido desde Brasil y Colombia.
Animal Político / VerificadoMX (2023–2024).
Reportajes de verificación y contextualización de publicaciones virales sobre jaguares.
- Evidencia de desinformación en redes y replicación de imágenes sin fuente verificable.
Análisis hemerográfico de medios nacionales (Latinus, Forbes México, Aristegui Noticias, El Universal) (2022–2024).
Revisión de cobertura periodística sobre fauna y Tren Maya, con énfasis en la reproducción de narrativas emocionales sin contraste técnico.
Referencias conceptuales complementarias
Latour, Bruno (2017). Política de la Naturaleza.
- Marco teórico sobre la transformación de los conflictos ecológicos en símbolos ideológicos y mediáticos.
Harari, Yuval Noah (2018). 21 lecciones para el siglo XXI.
- Referencia conceptual para el análisis de la posverdad y la emocionalización del discurso público.
Eisenstein, Elizabeth (2010). The Printing Press as an Agent of Change.
- Apoyo teórico para comprender el papel de la tecnología en la difusión de narrativas y la configuración de la opinión pública.



