Durante una de las presentaciones del comediante Franco Escamilla en Puerto Vallarta, Natalia Montaño Ruelas, funcionaria municipal, fue mencionada en el escenario, generando comentarios en redes sociales.
En un fragmento del show que circuló en plataformas digitales, Escamilla interactuó con Montaño Ruelas, quien se presentó como integrante del Ayuntamiento de Puerto Vallarta. Esto provocó que algunos usuarios cuestionaran si su participación era apropiada para una servidora pública.
🚨 Franco Escamilla :
Por esta servidora pública fue a su show y dijo que no sabía qué hacía en el ayuntamiento de #PuertoVallarta.
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«Bebo mucho, como y paseo».
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«Ni se que diga mi gafete»
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A Natalia Montaño Ruelas le pagamos 12 mil a la quincena de nuestros impuestos.
🐀… pic.twitter.com/rX9gVycF4l— Porque es tendencia en México (@XQestendenciaMX) October 27, 2025
¿Quién es Natalia Montaño Ruelas?
Según información pública del Ayuntamiento, Montaño Ruelas trabaja en el área de turismo y promoción económica. Su aparición en el espectáculo fue interpretada por algunos como fuera de lugar, aunque otros defendieron su derecho a asistir a eventos en su tiempo libre.
“Hay que recordar que los servidores públicos representan a la administración, incluso fuera del horario laboral”, señalaron comentarios en redes tras el video.
Hasta ahora, el Ayuntamiento no ha emitido un comunicado oficial. Medios locales indican que la situación ya se abordó internamente y no se contemplan sanciones, al no haberse registrado ninguna falta administrativa.
Funcionarios extraoficiales precisaron que el episodio “no afecta la operatividad del área ni representa una violación a su función pública”. Sin embargo, la viralización del video generó incomodidad dentro del entorno institucional.
El comediante, conocido por su interacción directa con el público, no ha hecho declaraciones adicionales. Su estilo incluye comentarios espontáneos con asistentes, transformando esos momentos en parte del espectáculo.
En este caso, la mención del nombre completo de la funcionaria y su cargo fue suficiente para que el tema trascendiera del entretenimiento a la conversación política, generando debate sobre los límites entre la vida personal de los servidores públicos y su exposición mediática.



