El presidente Donald Trump descartó una guerra formal con Venezuela, pero aseguró que Nicolás Maduro “tiene los días contados”, mientras el ejército estadounidense mantiene una serie de ataques en el Caribe y el Pacífico. Expertos legales califican estas operaciones como ejecuciones extrajudiciales ilegales, que Trump ha justificado como misiones antidroga, aunque en privado buscan desestabilizar al gobierno venezolano.
Durante la entrevista con 60 Minutes, Trump también defendió su campaña de deportación, criticó a los “jueces liberales” que han frenado sus acciones migratorias y amenazó con medidas más severas contra quienes ingresan al país sin autorización. Además, insistió en reanudar pruebas de armas nucleares, sin precisar si implicarían explosiones reales, comparando a Estados Unidos con Corea del Norte y Rusia.
Críticos advierten que la retórica de Trump promueve intervenciones militares y políticas agresivas sin respaldo legal, mientras normaliza la violencia y la intimidación como herramientas de gobierno. Sus declaraciones muestran un enfoque centrado en el poder y la coerción, más que en el respeto a la ley y los derechos humanos internacionales.
				
															


