Decenas de palestinos de Gaza permanecen recluidos en la prisión subterránea Rakefet, sin luz solar, alimentación suficiente ni contacto con el exterior, en lo que expertos y activistas califican como tortura y violación del derecho internacional humanitario, reveló un reporte de The Guardian. Según el comité contra la tortura en Israel (Pcati), las celdas, un pequeño patio y la sala de reuniones con abogados están bajo tierra, y la falta de luz natural prolongada provoca graves efectos en la salud mental de los prisioneros.

La instalación, inaugurada en 1980 y cerrada cinco años después por condiciones inhumanas, fue reabierta tras el ataque de Hamas a Israel en octubre de 2023 por decisión del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir. Tal Steiner, director de Pcati, denunció que las condiciones de detención en Rakefet y otras cárceles israelíes son intencionalmente horribles, dificultando que los presos se mantengan íntegros.

En paralelo, en Cisjordania reocupada, organizaciones de derechos humanos y agricultores denunciaron la destrucción sistemática de olivos, parte de un esfuerzo por expulsar a los palestinos de sus tierras. La ONU reportó al menos 126 ataques desde septiembre en 70 pueblos y ciudades, con más de 4 mil olivos y árboles jóvenes vandalizados o arrancados, afectando una tradición cultural y económica que se transmite de generación en generación.

La crisis humanitaria se agrava en Gaza, donde la escasez de medicamentos esenciales ha disminuido su disponibilidad en más de 56% y la carencia de suministros médicos alcanza 65%, según el Ministerio de Salud. Al menos 350 mil pacientes con enfermedades crónicas dependen de medicación regular, y cualquier interrupción pone en riesgo su vida. En los dos años de conflicto, las autoridades reportan 69 mil 169 palestinos asesinados y 170 mil 685 heridos, incluyendo más de 500 fallecidos desde el alto el fuego vigente.