La manifestación convocada por el movimiento autodenominado Generación Z frente a la Embajada de México en Madrid terminó en un fracaso total luego de que ninguna persona acudiera al punto de reunión en el horario anunciado.
La concentración, programada para denunciar supuestas problemáticas sociales en México, quedó desierta durante horas. Las inmediaciones de la sede diplomática permanecieron vacías, sin presencia de jóvenes, pancartas o cualquier señal de movilización. Solo turistas y peatones cruzaron la zona bajo una fuerte lluvia.
Los organizadores esperaron más de una hora con la expectativa de que la asistencia aumentara, pero finalmente decidieron cancelar la protesta, al no recibir confirmación de participantes ni observar llegada de simpatizantes. La convocatoria se dio por terminada tras varias horas sin actividad.
Horas más tarde, los promotores emitieron un comunicado en el que atribuyeron la cancelación a “circunstancias ajenas”, y aseguraron que la protesta será reprogramada. Sin embargo, el episodio dejó en evidencia la falta de capacidad de convocatoria del movimiento, que había anunciado movilizaciones simultáneas en distintos países.
Además de la evidente falta de afluencia, el bochornoso episodio ha generado críticas hacia la organización de la Generación Z, que en redes ha sido acusada de inflar su impacto mediático y de depender de movilizaciones simbólicas más que reales. Muchos observadores se preguntan si detrás de su mensaje progresista existe una estrategia de propaganda digital sin bases reales en la sociedad.
Este fracaso en Madrid también podría debilitar la credibilidad del movimiento para sus convocatorias en otras ciudades, dado que este tipo de descalabros merman la moral de sus simpatizantes y ofrecen munición a sus adversarios políticos. La reprogramación anunciada se presenta ahora no solo como una necesidad logística, sino como un intento urgente por recuperar la relevancia perdida.




