A horas de que Chile acuda a las urnas en una de las elecciones más competitivas de los últimos años, la figura de Jeannette Jara —abogada, exministra del Trabajo y candidata del pacto Unidad por Chile— emerge como la principal apuesta de la izquierda para recuperar terreno político y encauzar un proyecto de transformación social pospuesto desde el fracaso del proceso constituyente.
En su multitudinario cierre de campaña en Maipú, ante más de 20 mil personas, Jara lanzó un mensaje que resumió el tono de su candidatura: “No promovemos el odio. Yo no le temo al pueblo de Chile”. La frase resonó como un contraste directo con la narrativa de la derecha y ultraderecha, que llega fortalecida en un contexto marcado por el debate sobre seguridad y migración.
A sus 51 años, Jara —hija de un mecánico y una ama de casa, criada en Conchalí y primera candidata presidencial del Partido Comunista en más de 25 años apoyada por toda la coalición de izquierda— representa para muchos analistas un fenómeno electoral inédito: una figura con discurso social claro, trayectoria institucional sólida y capacidad para unir a un bloque históricamente fragmentado.
Su victoria en las primarias sobre Carolina Tohá consolidó a la izquierda en torno a una oferta política que busca reconectar con sectores populares, jóvenes y votantes desmovilizados, claves en un escenario donde el voto obligatorio movilizará a más de 15,6 millones de ciudadanos.
Del otro lado, la contienda en la derecha se disputa entre José Antonio Kast, en un intento por moderar su imagen, y Johannes Kaiser, líder de posturas radicales que reivindican abiertamente la dictadura. Ambos compiten por encarnar la promesa de mano dura, mientras Jara intenta instalar un mensaje de protección social, dignidad y un modelo económico con enfoque de derechos.
Con la seguridad y la economía como temas dominantes y un electorado impredecible, el resultado es incierto. Pero si algo reconocen incluso sus adversarios es que Jeannette Jara llega a la elección como la candidata capaz de reactivar el proyecto progresista y ofrecer una alternativa real de cambio para Chile.




