Ciudad de México a 28 diciembre, 2025, 8: 53 hora del centro.
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Rusia alista un arma espacial para borrar del cielo los satélites Starlink de Elon Musk

Rusia podría estar desarrollando una nueva arma antisatélite diseñada específicamente para atacar la constelación de satélites Starlink, propiedad de SpaceX y dirigida por Elon Musk. La alerta proviene de servicios de inteligencia de países miembros de la OTAN y genera preocupación ante el riesgo de un incidente escalado en el espacio que podría afectar la infraestructura orbital global y profundizar las tensiones entre Moscú y Occidente.

Al parecer, Rusia trabaja en un sistema de “efecto zona” capaz de liberar nubes de metralla de alta densidad en la órbita terrestre baja, con el objetivo de deshabilitar múltiples satélites Starlink simultáneamente. Este tipo de arma no emplea explosivos tradicionales, sino que genera una lluvia de pequeñas partículas orbitando a gran velocidad que puede impactar y dañar satélites en su trayectoria.

Starlink, la megaconstelación de internet satelital desarrollada por SpaceX, ha crecido hasta convertirse en una pieza clave de la infraestructura espacial global, con miles de satélites en órbita baja que ofrecen conectividad a zonas remotas y soporte de comunicaciones en conflictos, especialmente en Ucrania, donde ha sido crucial para las fuerzas ucranianas.

El interés estratégico de Rusia por neutralizar esta red radica en reducir la superioridad tecnológica occidental, que ha facilitado operaciones militares, comunicaciones y recopilación de datos en zonas de combate. La posible arma antisatélite tendría el potencial de interrumpir esos servicios, debilitando capacidades de mando, control y coordinación enemigas.

Expertos en seguridad espacial han alertado que un arma de este tipo podría tener consecuencias más allá de su objetivo principal. La liberación de fragmentos en órbita podría aumentar la basura espacial, elevando el riesgo de colisiones accidentales con satélites civiles, científicos y militares; poner en peligro misiones tripuladas, como la Estación Espacial Internacional o estaciones futuras; y dificultar el uso seguro del espacio durante décadas.

A pesar de las sospechas, no hay evidencia pública de que el arma haya sido probada o esté operativa, y algunas voces dentro de la comunidad espacial expresan escepticismo sobre su viabilidad técnica o sobre si Rusia llevaría a cabo un lanzamiento que pudiera dañar también su propia infraestructura espacial.

Hasta ahora, ni el gobierno ruso ni SpaceX han emitido declaraciones oficiales sobre estas informaciones. No obstante, el tema ha reavivado el debate sobre la necesidad de acuerdos internacionales para limitar la militarización del espacio, similar a tratados que regulan armas nucleares o químicas, pero aplicados a las órbitas terrestres.

Esta tensión espacial se enmarca en un entorno internacional cada vez más competitivo donde Estados Unidos, China y Rusia buscan asegurar sus capacidades tecnológicas en el espacio, desde satélites de comunicaciones hasta sistemas de defensa avanzados.

 

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