El movimiento telúrico electoral del 2018 en Sonora como en la mayor parte del país, erigió a Morena como el canalizador de todo ese hartazgo social, lo que permeó positivamente para sus aliados electorales: PT y PES a través de la coalición Juntos Haremos Historia, pero en Sonora ya no existe tal coalición.
Llegaron al Congreso del Estado con una mayoría avasallante de 21 diputados de los 33 que conforma la actual legislatura, obtuvieron la victoria de la gran mayoría de los Ayuntamientos en los municipios más grandes y mediante estos la coalición gobierna al 84% de los sonorenses, aunado esto a un Gobierno Federal muy poderoso escudado también por una mayoría legislativa aplastante en ambas cámaras (Senado y Cámara de diputados) emanado del mismo partido y coalición.
Todo ello proyectaba un panorama tortuoso y lleno de dificultades para la operación política que ha saciado los intereses voraces del Gobierno del Estado y los de sus aliados de poderes fácticos.
En el colectivo imaginario de la ciudadanía pululaba la idea de que por fin esta administración estatal enfrentaría una verdadera oposición que la obligaría a una real rendición de cuentas, sujetarse a una auténtica austeridad, una franca lucha anticorrupción emprendida desde el Congreso Local y Gobiernos Municipales, juicios penales, administrativos y políticos para las anteriores administraciones municipales, iniciativas progresistas pendientes en la agenda de derechos humanos, una fiscalización rigurosa de los recursos financieros estatales y no más endeudamiento.
Paradójicamente ha sucedido todo lo contrario: el Ejecutivo del Estado ha sometido, engatusado y chamaqueado, una y otra vez a los diputados y a la dirigencia de Morena en Sonora, lo cual le ha permitido seguir ejerciendo un gobierno rapaz que sigue abonando al deterioro del estado, sobretodo en materia de seguridad pública, en la económica y en su infraestructura.
En Sonora, Morena es un reflejo de lo que acontece con su dirigencia nacional: no han sabido cómo construir un verdadero partido, en toda la extensión del concepto. Se encuentran ensimismados en sus pugnas internas por el control del partido y la obtención de las mejores posiciones para candidaturas, su visión es electorera y sienten que ya tienen el triunfo de la gubernatura en la bolsa para el 2021, porque las encuestas así lo indican, las mismas que en 2018 señalaban de cuchareadas y sesgadas porque favorecían al PRI y que finalmente se equivocaron rotundamente, porque la coalición Juntos Haremos Historia arrasó con casi todo. Ahora que esas encuestadoras (que hace un par de años eran poco confiables), colocan a Morena en el primer lugar en la intención del voto para las elecciones 2021 en Sonora, alardean y cantan la victoria anticipadamente.
“Finge estar en inferioridad de condiciones y alienta su arrogancia.
Entrega al oponente hombres jóvenes y mujeres para trastornarlo, y jade y seda para excitar su ambición, eso los acabará debilitando”.
-El Arte de la Guerra de Sun Tzu
Mientras en la superficie existe una supuesta negociación entre la Gobernadora Pavlovich y el Secretario de Seguridad Pública Federal Alfonso Durazo, donde la primera le entregará en charola de plata la gubernatura a Durazo y así evitar un “séptimo año” de persecuciones judiciales por los supuestos actos de corrupción, pero lo que en el suelo subyace, es una auténtica guerra fría con un golpeteo intenso y sistemático del Gobierno del Estado para exhibir la incapacidad, la inoperancia y corrupción de los de gobiernos municipales y diputados erigidos por Morena y su coalición y de la misma manera trabajan en construir una percepción de un Gobierno Federal fallido que ha perjudicado presupuestalmente a Sonora y donde los diputados federales de Morena no abogan por su estado.
Por si fuera poco, los priistas operando de manera descarada para hacerse del control del Instituto Estatal Electoral de Sonora.
Por increíble que parezca, no hay nadie de Morena que dé la batalla en la comunicación tratando de imponer agenda, que confronte, y a la vez contrarreste, de manera estratégica y permanente la andanada del Gobierno del Estado, que defienda las políticas del Gobierno Federal y exhiba las enormes carencias y pésima gestión de la actual administración estatal, es decir: ganar el dominio de pensamiento.
-“El que planifica la victoria en el cuartel general, antes de las hostilidades, es el que tiene mayores posibilidades de triunfar. Los cálculos deberán indicar una mayor potencia que la del oponente; si estas estimaciones revelan una potencia inferior, la victoria es imposible. ¡Cómo agota sus posibilidades el que no hace ningún cálculo! Gracias a estos cálculos se puede ver quién ganará y quién perderá”.
-“Los guerreros victoriosos vencen primero y después van a la guerra”
El Arte de la Guerra de Sun Tzu.
En Sonora, Morena vive en el latente peligro del “debut y despedida”, y lo más irónico es su ceguera ante tal realidad: se sienten cobijados por ese 72% de aceptación del Presidente, pero no se detienen a analizar que en este estado Morena como partido cuenta con menos del 50% de aprobación que López Obrador, el 34%, un total contrasentido que tiene una amplia lectura.
Si Alfonso Durazo es finalmente el candidato de Morena a la gubernatura, parecería difícil que se pueda evitar su triunfo (más no imposible), pero la victoria electoral no es el fin, sino un medio de acceso a gobernar. ¿Qué papel desempeñaría con un Congreso Local en contra y una mayoría de Ayuntamientos en manos de la oposición?
Ante la inoperancia del partido por falta de liderazgo, la escasez de cuadros capaces, el pésimo desempeño de sus diputados y de la mayoría de sus alcaldes y la libre operación del Gobierno del Estado sin ninguna dificultad, a mi juicio, ese podría ser el inminente escenario.
Morena en Sonora solo tiene dos elementos a su favor:
1) La popularidad y liderazgo del Presidente que sin duda les sumará votos.
2) No existe una oferta electoral atractiva en los partidos adversarios, siguen representando lo mismo que la ciudadanía rechazó en el 2018 en las urnas.
Pero el mayor negativo morenista es, precisamente, no haber demostrado ser diferentes a ese statu quo político que tiene hasta la madre a los sonorenses.