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Traidores a «Maquío» Clouthier

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Cuando Manuel J. Clouthier, «Maquío», tomó acciones de resistencia civil pacífica tras el fraude electoral de 1988, -que incluyeron cerrar puentes fronterizos internacionales, bloquear carreteras, realizar una huelga de hambre, y estampar las leyendas: «¡Muera el PRI!», «¡Muera Televisa!», y «No veo 24 horas porque no dice la verdad» en los billetes de circulación nacional, no era más que el resultado del desenfado de la burguesía nacional contra el régimen priista, generada en la etapa previa al maridaje neoliberal del PRIAN. Ese si era un auténtico desafío opositor al régimen caduco. Eran los bárbaros del norte que rechazaban la farsa democrática, las corruptelas y los excesos del PRI-gobierno.

Las clases medias y medias altas, identificadas con el PAN de «Maquío», veían en las devaluaciones, la corrupción y el abandono gubernamental -respecto a responsabilidades básicas que afectaron a todo el pueblo-, durante la decadencia del PRI, un momento de oportunidad, para hacerse escuchar; cosa imposible durante los tiempos del autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López  Portillo, cuando el PAN era una comparsa marginal en el sistema político.

En ese entonces, militar en el PAN no era un asunto de grupos de poder o de interés, sino casi un acto religioso, amparado en una visión elitista, a veces dogmática, pero en el mayor de los casos sincera: los panistas decían «el PRI acarrea, el PRI es clientelar, nosotros vamos a convencer».

En su Manifiesto a la Nación de 1988, » Maquío» proclamó:

«Los problemas del país —carestía, corrupción, desigualdad social, deuda externa, centralismo, etc.— crecen diariamente, al mismo tiempo que una camarilla en el poder se burla criminalmente de los esfuerzos del pueblo qué quiere crecer sus derechos y, por medio de ese ejercicio, hacer valer su soberanía».

¿Qué fue de ese partido que caracterizó la desigualdad social como uno de los grandes problemas nacionales y al humanismo como una solución? La resistencia de «Maquío» Clouthier no significaba solo acciones de protesta, sino enarbolaba un ideario basado en la «promoción humana», la democracia económica, política y social, y el respeto al derecho.

En términos prácticos, las imágenes de la trapecista Lilly Téllez, la incoherente Kenia López, la estrafalaria y estridente Xóchitl Gálvez hablan por sí mismas; son una caricatura del conservadurismo, una rémora de intereses creados; lo más patético es que desconocen los orígenes del partido político que las arropa en sus deslices.

¿En que momento el PAN se convirtió en el recipiente de políticos trásfugas? ¿Dónde quedó la moral y la doctrina? ¿Dónde quedó la lucha contra la corrupción y por la democracia encabezada por «Maquío»?

La historia es conocida, aunque hoy en día vale la pena recordarla. «Maquío» murió en un sospechoso accidente en 1989.

Tras su muerte, personajes como Luis Álvarez, Felipe Calderón y Diego Fernández pactaron con el PRI de Salinas. El resultado son los engendros de hoy que se dicen convencidos de tomar el Senado —¡ja! — para ¡defender los sueldos y privilegios de unos cuantos consejeros del INE y del INAI!

No ha habido en el PAN una corriente que reivindique sus orígenes y la lucha de «Maquío».

Ahí iba «Maquío» en 1988 cerrando el paso con su cuerpo y recordando sus años de jugador de fútbol americano al presidente Miguel de la Madrid en Bellas Artes, increpándolo por el fraude electoral. Hoy, los panistas están a la deriva, sin proyecto, naufragan en el más grande ridículo de defender la ideología del capitalismo de compadres.

¡Qué falta les hace leer a «Maquío» Clouthier, cuando defienden élites y privilegios de unos cuantos!

«La patria nueva que anhelamos debe dejar los sistemas arcaicos de poder, erradicar en los gobernantes la idea de que el erario público es patrimonio propio y evitar que el régimen manipule y controle a la sociedad como si los ciudadanos fuesen menores de edad».

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