El proceso electoral judicial que se celebrará en junio en el Estado de México enfrenta serias dificultades, como la falta de presupuesto y la creciente desconfianza en las instituciones encargadas de organizarlo. Sin embargo, lo que realmente ha generado alarma en la esfera política y judicial es la reciente intervención del magistrado Ricardo Sodi Cuéllar, quien está intentando consolidar una «planilla de unidad» para asumir la presidencia provisional del Poder Judicial del Estado de México (PJEM).
La situación ha encendido las alertas sobre la influencia de lo que muchos consideran una «mafia judicial», un entramado de intereses que ha logrado mantener el control sobre el poder judicial local. El mensaje telefónico de Sodi, buscando fortalecer su posición, no solo ha polarizado al pleno del Tribunal Superior de Justicia, sino que ha alimentado las sospechas de que el magistrado está intentando asegurar su permanencia en el poder.
Las críticas apuntan a que Sodi podría estar utilizando este momento de transición para allanar el camino hacia una eventual candidatura para la Suprema Corte, aprovechando su influencia en la estructura judicial mexiquense. La sesión de este 7 de enero será clave para determinar si el TSJEM podrá resistir la presión política y la manipulación de los poderosos intereses detrás de la «mafia judicial».