El nuevo Plan Estratégico de Pemex 2025-2035 presentado el 5 de agosto es resultado del liderazgo de Luz Elena González Escobar, secretaria de Energía, quien con visión y disciplina mantiene firme el principio de soberanía y justicia energéticas. Su estilo recuerda al de la presidenta Claudia Sheinbaum: trabajar con seriedad, discreción y resultados, alejados del ruido mediático pero con un rumbo claro para el país.
Este plan, diseñado junto con la Secretaría de Hacienda y la dirección de Pemex, marca un cambio de etapa: Pemex ya no se concibe como una empresa dependiente de rescates financieros, sino como un pilar estratégico de desarrollo, capaz de estabilizar su producción, ordenar sus finanzas y atraer inversión sin perder el control del Estado.
Lo que gana México
El primer gran beneficio es la seguridad en el suministro de petróleo. Alcanzar y sostener una plataforma de 1.8 millones de barriles diarios garantiza el abasto de crudo y condensados para las refinerías nacionales, desde Deer Park en Texas hasta Dos Bocas en Tabasco. Esto significa menos dependencia de importaciones costosas y mayor capacidad de controlar los precios de combustibles que afectan directamente a familias y empresas.
El segundo pilar es el gas natural. La meta de 5,000 millones de pies cúbicos diarios en 2028 puede sonar abstracta, pero en términos prácticos es la diferencia entre tener o no la energía suficiente para que funcionen fábricas, comercios y hogares. Hoy, gran parte del gas que consumimos viene del extranjero, sobre todo de Estados Unidos. Con esta proyección, México podrá abastecer industrias en crecimiento, garantizar electricidad más barata y confiable y, además, llevar desarrollo a regiones históricamente olvidadas como el sur-sureste y la península de Yucatán, donde se están construyendo gasoductos clave que integran al Corredor Interoceánico.
El tercer punto es la relación fiscal más justa entre el Estado y su empresa petrolera. Con el nuevo Derecho Petrolero para el Bienestar, Pemex pagará una tasa más sencilla y predecible, lo que le permitirá liberar recursos que antes se iban a impuestos y ahora podrán destinarse a inversión social y productiva. Esta medida fortalece al mismo tiempo las finanzas públicas y la capacidad de Pemex de invertir en proyectos estratégicos.
Un mensaje también para los inversionistas
El plan también manda señales claras al sector financiero. La emisión de Notas Pre-Capitalizadas por 12 mil millones de dólares y el fondo de inversión de 250 mil millones de pesos encabezado por Banobras aseguran liquidez inmediata y reducen riesgos de refinanciamiento. El objetivo es realista: llevar la deuda, que en diciembre de 2024 era de 97,600 millones de dólares, a niveles cercanos a 79,000 millones en 2030.
A la par, se abren espacios a proyectos mixtos en exploración, petroquímica y fertilizantes, bajo esquemas donde el Estado conserva el control. Esto ofrece al capital privado la oportunidad de participar en sectores de alto crecimiento, pero siempre con reglas claras y con la seguridad de que Pemex sigue siendo la empresa de todos los mexicanos.
El Plan Estratégico Pemex 2025-2035 es más que una hoja de ruta técnica: es un acto de gobierno responsable. Con estabilidad en la producción, gas suficiente para crecer sin depender del extranjero y un marco fiscal más justo, México fortalece su soberanía energética y gana confianza ante inversionistas.
El sello de este plan está en la forma de gobernar que encabezan Claudia Sheinbaum y Luz Elena González: trabajar con seriedad, con visión de largo plazo y con la convicción de que Pemex no es solo una empresa, sino la columna vertebral de la prosperidad energética y económica del país.





