Mientras millones de mexicanas y mexicanos celebraban con orgullo el 215 aniversario de la Independencia, Ricardo Salinas Pliego decidió montar su propio espectáculo: un “Grito” desde su sala, iluminada con la Virgen de Guadalupe y la bandera de México, acompañado de su esposa y una producción que más parecía un set de telenovela que un acto patriótico.

Bajo el lema “Vida, propiedad y libertad”, el empresario lanzó su Movimiento Anticrimen y Corrupción, señalando al Gobierno Federal de fomentar la violencia y el comunismo. Sin embargo, lo que parecía un llamado a la ciudadanía terminó siendo un acto más de autoelogio y ostentación, mientras que la verdadera población festejaba en plazas y calles.

El contraste es evidente: millones de mexicanos pagan impuestos para sostener programas sociales, infraestructura y seguridad, mientras Salinas Pliego ha sido señalado reiteradamente por sus estrategias para evadir cargas fiscales. Su “movimiento ciudadano” parece más un show privado que un esfuerzo real por la justicia.

En plena celebración nacional, su Grito quedó como un recordatorio de que para algunos el patriotismo se mide en cámaras, luces y discursos de lujo… sin responsabilidad fiscal.