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18 de marzo de 1938

Este 18 de marzo se cumplieron 87 años de la Expropiación Petrolera decretada por el General Revolucionario Lázaro Cárdenas el Río, que ha significado a lo largo de la historia nacional un hito en la defensa efectiva de los intereses del Pueblo de México y de nuestra soberanía nacional.

A ocho columnas el titular principal del periódico Excélsior del 19 de marzo de 1938 se lee: “Decreta el Gobierno de la República la expropiación de la industria petrolera”. La noticia rápidamente recorrió el mundo y rompió el sigilo con el que se había preparado esta medida, enfocada en terminar con los abusos de compañías extranjeras en nuestro país, y cumplir los preceptos de la Constitución de 1917, ordenamiento que declaró propiedad de la nación a las riquezas del suelo y subsuelo de territorio mexicano.

Quizá el hecho más significativo de esta decisión nacionalista y patriótica fue el amplio apoyo popular y la unidad nacional en torno al gobierno cardenista que irradió los días subsecuentes al anuncio. La comunidad estudiantil salió a las calles y desde la Plaza de la Constitución mostró su resuelta solidaridad. Sobre la unidad estudiantil se reseñó: “Es seguro que no hay precedente, en la vida intelectual de México, de que los estudiantes de las escuelas y facultades universitarias, de manera unánime, espontánea y plena de entusiasmo, y al mismo tiempo dando al olvido divergencias ideológicas o rencillas partidaristas” (Excelsior).

Sin embargo, el 23 de marzo fue un día también para la historia, después de la ardua lucha revolucionaria de 1910-1917, los frutos de los sacrificios del Pueblo mostraban resultados concretos para el desarrollo nacional; el Zócalo de la Ciudad de México, fue testigo de una inédita movilización de distintos sectores, obreros, médicos, campesinos, trabajadores, sindicatos, ciudadanos de a pie, se concentraron y marcharon en favor de la definición del Presidente Lázaro Cárdenas.

Citamos nuevamente a la fuente de la época, el diario Excélsior: “Nunca el pueblo mexicano había unificado su opinión en la forma que lo hizo ayer”, se lee en el título de la nota principal del 24 de marzo de 1938, sobre la concentración en el Zócalo, que era ya el epicentro de las transformaciones nacionales.

Se reporta en la crónica de aquellos días: “No menos de doscientas cincuenta mil personas desfilaron ayer frente al Palacio Nacional, donde se hallaba el señor presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, para testimoniar a éste el alborozo y la alegría que en todas las clases sociales del país causó el trascendental decreto de expropiación de la industria petrolera; (…) Espectáculo de maravilla era, sin hipérbole, el que brindaba la Plaza de la Constitución, a la vista de quienes podían presenciar la patriótica demostración, como a nosotros nos tocó en suerte verla desde un lugar estratégico, del que se dominaban todas las perspectivas”.

No obstante que, tras darse a conocer la expropiación petrolera, la medida fue retomada con auténtico apoyo y esperanza por el Pueblo, los días previos las tensiones e incertidumbres sobre esta apuesta eran complejas; sabemos por las fuentes históricas y los estudios de académicos como los de Adolfo Gilly que el papel del General Francisco J. Múgica fue fundamental para que el Presidente diera el paso definitivo. Su compañero de lucha revolucionaria dio las últimas certezas a Cárdenas de la necesidad de la medida para satisfacer los anhelos de quienes se levantaron en armas, como ellos mismos, en la lucha de 1910.

La decisión, dice el propio Gilly, fue “un meditado golpe de audacia política, diplomática y militar, y no hay audacia de esta envergadura que no se sustente en una confianza con las ideas”. A su vez, la historiadora Anna Ribera Carbó señala: “A pesar de no haber existido una movilización popular a favor de la expropiación, el general Cárdenas actuó convencido de que sí la habría después”.

La movilización no solo se dio en los días posteriores a aquel 18 de marzo de 1938, desde el subterráneo de la historia la movilización se ha dado todos los años posteriores y la fecha remite al derecho del Pueblo mexicano a decidir su destino y el derecho al uso de nuestros recursos naturales a favor de la solución de los problemas nacionales.

El 18 de marzo ha sido fecha de resistencia cuando los gobiernos neoliberales quisieron desmantelar la obra cardenista; hoy es día de memoria y fiesta, la Transformación en marcha defiende y construye la soberanía nacional y la soberanía energética, aquellos que marcharon en 1938 para defender un gobierno del Pueblo, hoy están presentes en un movimiento vigoroso que está atento para colmar el Zócalo, las plazas del país y las calles en función del respeto a lo que hemos logrado juntos. Sin memoria no hay construcción del presente.

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