Ciudad de México a 26 septiembre, 2025, 15: 37 hora del centro.
Ciudad de México a 26 septiembre, 2025, 15: 37 hora del centro.

Bachillerato para todos y todas

postal PP horizontal Cristina Cruz

Un sistema que abre puertas y oportunidades

En México, solo 57 de cada 100 jóvenes entre 15 y 17 años están inscritos en el bachillerato, y no todos reciben la misma calidad educativa, especialmente en zonas rurales o marginadas, según datos del INEGI (2023). Esto significa que una parte significativa de la juventud mexicana enfrenta barreras para acceder a una educación de calidad que les permita desarrollarse plenamente. Por eso, la creación del nuevo Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) representa una esperanza para cambiar esta realidad.

El SNB busca garantizar que todos los estudiantes, sin importar en qué estado o escuela estén, tengan acceso a un nivel educativo similar y de calidad. Esto no solo ayuda a reducir la brecha entre regiones urbanas y rurales, o entre escuelas públicas y privadas, sino que también contribuye a que cada joven pueda soñar con un futuro más justo, donde sus capacidades y esfuerzo sean más importantes que su lugar de nacimiento o el tipo de escuela que pueda pagar su familia.

Uno de los elementos más interesantes del SNB es su currículo flexible y adaptable. No se trata únicamente de memorizar libros o cumplir con materias obligatorias; se trata de reconocer que los estudiantes tienen intereses, talentos y contextos distintos. La idea es que puedan desarrollar habilidades sociales, emocionales, deportivas y culturales, todas ellas esenciales no solo para aprobar exámenes, sino para la vida diaria y su futuro profesional. Es decir, se busca que los jóvenes aprendan a pensar, a relacionarse, a resolver problemas y a adaptarse a un mundo que cambia muy rápido.

Otro punto clave es la validez nacional del certificado que otorga el SNB. Esto significa que, sin importar si estudiaste en el norte, sur, centro o este del país, tu título tendrá la misma validez en cualquier lugar de México. Para un país con tanta diversidad y movilidad interna, esto es crucial. Significa que los estudiantes no estarán limitados por fronteras estatales al buscar empleo o continuar con su educación, y podrán moverse con libertad sabiendo que su esfuerzo tiene reconocimiento y peso en todo el país.

El SNB también pone un énfasis fuerte en la formación y evaluación continua de los docentes, quienes son pieza clave en la calidad educativa. No basta con tener buenos planes de estudio o infraestructura moderna; la educación depende en gran medida de los maestros y maestras. Si ellos cuentan con las herramientas, la preparación y el apoyo necesarios, los estudiantes verán resultados reales. Por eso, invertir en la capacitación docente es invertir directamente en el futuro de cada joven.

Es justo reconocer el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum y del secretario de Educación Pública, Mario Delgado, quienes han impulsado esta reforma educativa con decisión y visión de largo plazo. Su trabajo ha sido clave para darle prioridad a la educación media superior, destinar recursos suficientes y asegurar que un sistema que beneficie a miles de jóvenes en todo México no quede en el papel, sino que tenga impacto real en la vida de las personas.

Sin embargo, los retos siguen siendo enormes. Según el INEGI, el 10% de los jóvenes que ingresan a bachillerato no logran concluirlo. Esto significa que todavía hay mucho camino por recorrer y que necesitamos confiar en que el SNB funcionará y cumplirá su propósito. Para hacerlo posible, se requieren acciones concretas, inversión sostenida, infraestructura adecuada, seguimiento constante y políticas que realmente garanticen igualdad de oportunidades para todos.

El futuro de muchos jóvenes depende de que este sistema funcione de manera integral. No basta con implementar un currículo; se requiere que cada parte del sistema educativo funcione en conjunto: escuelas, docentes, autoridades, familias y sociedad en general. La educación de calidad no es un lujo ni un simple requisito académico: es la llave que abre puertas a mejores oportunidades, a movilidad social, a empleos dignos y a la posibilidad de construir un México más justo y desarrollado.

Para que el SNB cumpla su promesa, no basta con buenas ideas en papel. Es necesaria la participación de todos los actores involucrados: autoridades comprometidas, maestros y maestras capacitadas, estudiantes motivados y familias conscientes de la importancia de la educación. Solo así se podrá garantizar que cada joven tenga las herramientas necesarias para construir su propio camino y contribuir al progreso del país.

Además, es fundamental entender que invertir en educación no es un gasto: es una apuesta al futuro. Cada peso destinado a infraestructura, capacitación docente o programas de apoyo es un paso hacia una sociedad más equitativa, donde todos y todas tengan la oportunidad de desarrollar su potencial y aportar al bienestar común.

Es momento de apoyar esta transformación educativa y creer en el poder de la educación para abrir puertas y generar oportunidades. Porque, al final del día, educar no solo es enseñar conocimientos: es sembrar esperanza, fortalecer capacidades y construir un México más justo para todos y todas. La educación es, sin duda, una de las herramientas más poderosas para cambiar vidas y transformar sociedades.

«La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.»
— Nelson Mandela

Sobre el autor

Comparte en:

Comentarios