En México, la electricidad y los combustibles no son solo servicios básicos, sino elementos clave para el desarrollo del país y el bienestar de la gente. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX) han sido parte fundamental de la historia económica y social de México. Por eso, la reciente firma de las leyes secundarias por parte de la Presidenta Claudia Sheinbaum ha reafirmado que estas empresas seguirán siendo del Estado, evitando su privatización y garantizando que sigan trabajando en beneficio del pueblo y no solo de unos cuántos.
Pero ¿por qué es tan importante que sigan siendo públicas? Vamos a verlo en detalle.
Energía para todos, no solo para quienes puedan pagar más… Una de las grandes ventajas de que el Estado controle CFE y PEMEX es que la electricidad y los combustibles se mantienen accesibles para la mayoría de los mexicanos. Cuando empresas privadas entran en estos sectores, lo que buscan es maximizar sus ganancias, lo que muchas veces se traduce en tarifas más altas y un servicio que solo beneficia a quienes pueden pagar más.
Hemos visto esto en otros países, donde la privatización del sector energético ha provocado aumentos en los precios de la electricidad y el gas, afectando principalmente a las familias de bajos recursos. En México, al mantener el control estatal, se asegura que la prioridad sea brindar un servicio a todos los ciudadanos y no solo generar más utilidades para inversionistas privados.
Soberanía energética: que México decida sobre su propia energía
Tener el control de nuestros recursos energéticos no solo es un tema económico, sino también de seguridad nacional. Imagina un escenario en el que dependemos totalmente de empresas extranjeras para obtener gasolina o electricidad. Si estas empresas deciden aumentar los precios o reducir la oferta por alguna crisis internacional o interés propio, estaríamos en una situación muy complicada.
Por eso es fundamental que el Estado mantenga el control de CFE y PEMEX. Si bien es cierto que la inversión privada puede ayudar en algunos casos, es el gobierno quien debe tener la última palabra en cómo se manejan estos recursos, asegurando que siempre haya electricidad y combustibles disponibles para todos.
Miles de empleos y oportunidades para los mexicanos
CFE y PEMEX no solo proveen energía, también generan empleos para miles de mexicanos. Si estas empresas fueran privatizadas, podríamos ver despidos masivos y condiciones laborales más precarias. Muchas veces, cuando una empresa privada entra a un sector, busca reducir costos, lo que significa menos personal, menos prestaciones y menos seguridad laboral.
Mantener a CFE y PEMEX como empresas del Estado garantiza que sigan generando empleo digno, con salarios justos y condiciones de trabajo adecuadas. Además, el dinero que generan estas empresas se reinvierte en programas sociales y obras públicas, en lugar de ir a los bolsillos de inversionistas extranjeros.
Evitar errores del pasado
México ya vivió un proceso de apertura del sector energético con la reforma de 2013, y los resultados no fueron los prometidos. Se decía que la competencia traería mejores precios y servicios, pero en la práctica muchas empresas privadas solo aprovecharon la infraestructura del Estado para beneficiarse sin invertir realmente en el desarrollo energético del país.
En otros países, como Argentina o incluso algunos estados de EE. UU., la privatización del sector eléctrico ha traído más problemas que soluciones. Tarifas elevadas, cortes constantes de energía y falta de inversión en la red eléctrica son algunas de las consecuencias que han sufrido. México no debe seguir ese camino.
El compromiso del gobierno con el futuro energético
La firma de las leyes secundarias por parte de la presidenta Sheinbaum es un paso importante para fortalecer a CFE y PEMEX y modernizar sus operaciones. No se trata solo de conservarlas como están, sino de hacerlas más eficientes y competitivas.
Uno de los grandes retos es la transición hacia energías limpias. En lugar de depender de empresas extranjeras para esta transformación, el gobierno está apostando por que CFE y PEMEX lideren el camino hacia fuentes de energía más sostenibles sin comprometer la seguridad energética del país.
Energía en manos de los mexicanos
Que CFE y PEMEX sigan siendo empresas públicas es una decisión clave para el futuro de México. No solo garantiza que la energía siga siendo accesible para todos, sino que también protege la soberanía del país, mantiene empleos y asegura que los recursos energéticos beneficien a la población en lugar de a unos pocos inversionistas.
La firma de estas leyes secundarias reafirma un modelo donde el Estado mantiene el control de un sector tan estratégico como la energía. No se trata de estar en contra de la inversión privada, sino de garantizar que lo más importante—el bienestar de los mexicanos—siempre esté por encima de los intereses comerciales.