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Desde El Soberano para el New York Times

Hace unos días, surgió un debate con la columnista del New York Times, la analista Viri Ríos, por su artículo titulado: “López Obrador abandona a los miléniales en México”. En él, Viri afirma que existe una injusta distribución de los recursos público en aras de beneficiar a los adultos mayores a través de su pensión universal —la cual, por cierto, es un derecho constitucional—. Por ello, le insistí que con su escrito estaba exaltando el egoísmo, toda vez que los apoyos directos a los adultos mayores, en lugar de perjudicar y ser injusto para con los jóvenes —como ella afirma—, impactan de manera favorable la economía y las expectativas del país. Lo cual beneficiaría, sin duda y principalmente, a los jóvenes.

Durante el debate, Viri me sugiere leer su documento presumiendo uno de sus últimos párrafos, en el que acepta que las pensiones deben continuar, aunadas a una necesaria reforma fiscal. Lo hace, por supuesto, no sin antes hacer omisión de los beneficios que trae la política presupuestal de la Cuarta Transformación para los jóvenes.

Afirmar que es injusta la proporción que representan las pensiones de los adultos mayores en el presupuesto —con respecto a la proporción que éstos representan de la población total— no solo es egoísta, sino que —además— no reconoce la importancia en una estrategia integral de atender a un sector particular como los adultos mayores, para impactar positivamente al grueso de la población. Este razonamiento fue similar durante la estrategia de la vacunación contra covid-19: al atender primero a los adultos mayores, para disminuir la tasa de mortalidad y hospitalización de todo el conjunto poblacional.

En lo personal, no dejo pasar cualquier oportunidad de expresar que el modelo económico incluyente que se está construyendo permitirá reincorporar al mercado a más de 8 millones de consumidores que, por su edad, ya estaban fuera de las actividades productivas. Lo que además, resolverá el pesado lastre que implica la desigualdad generada en los últimos 30 años, misma que perjudica a los jóvenes, al no haber en este economía de mercado suficientes consumidores que la dinamicen.

Por tanto, las pensiones, además de reducir desigualdades y mover a la economía, no solo benefician a quienes reciben las transferencias directas, sino también a todo el conjunto. Ya que, por si fuera poco, coadyuvan en parte a mejorar la seguridad, al rescatar el elemento cualitativo y moral de apoyar entre toda la sociedad a los grupos más vulnerables.

Ahora bien, otro elemento que omite Viri es que todos los programas sociales y la infraestructura que realiza este gobierno se financia cobrando los impuestos que antes se evadían. Por lo que, al demostrar por cuarto año consecutivo que se puede llevar a cabo mucho sin pedir prestado ni aumentar impuestos a nadie, se demuestra la corrupción y los privilegios que antes eran la constante, lo cual no es asunto menor.

Si bien es cierto que Viri plantea acertadamente una reforma fiscal progresiva, porque es lo justo y lo correcto, ella debiera tomar en cuenta que esta tiene que ser propuesta en el momento correcto, que se lleve a cabo por el convenciomiento y la razón. Ya que luego de tener un Estado corrompido y de privilegios, sería un despróposito aumentar impuestos, para cualquier sector de la poblacion, durante los primeros años de esta Transformación.

Al final, aunque estoy en desacuerdo con los planteamientos de Viri, he de reconocer que es una de las mejores plumas del país. Por ello, para mí es un honor debatir desde estas páginas de El Soberano con una articulista del New York Times.

 

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