Ciudad de México a 4 noviembre, 2025, 5: 12 hora del centro.
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El panfleto de la derecha latinoamericana

Rafael Palacios-Horizontal

La reciente elección intermedia en Argentina, en la que Milei obtuvo la mayoría con un respaldo abierto de los Estados Unidos, se aprecia como un incentivo de la derecha en la disputa internacional, la vertiente conservadora ha puesto en marcha una coordinación internacional para enfrentar en bloque a la izquierda, con una narrativa ofensiva y visceral a su fiel estilo del insulto sin argumento político ni ideológico, con un lenguaje vulgarizado incitando al debate sin contenido, solo la descalificación a gritos contra el comunismo y socialismo.

A partir de sus posicionamientos, la derecha ha impregnado una campaña de insultos en medios de comunicación y redes sociales en un nado sincronizado de descalificaciones satanizando a un comunismo que ni siquiera es planteado ya en el debate político actual, proyectando su ignorancia y mezquindad junto con su mala fe de pretender engañar a una ciudadanía cada vez más informada, con evidente pretensión de convencer a un electorado a base de campañas de miedo.

Lo que ha faltado es abrir el debate serio, fijar posturas en torno a propuestas concretas acorde a las realidades actuales de un mundo globalizado y con un desarrollo en las tecnologías de la comunicación que permiten que la información y la comunicación fluyan en tiempo real, su postura sigue siendo en defensa del modelo neoliberal en el que el Estado reduce y hasta suprime su responsabilidad de garantizar derechos sociales convirtiendo estos en mercancías y sea el mercado quien los regule y las personas y familias adquieran acorde a sus posibilidades económicas, provocando la desigualdad social y con ello la pobreza y la inseguridad.

Hablan del comunismo como si fuese realmente una propuesta de la izquierda, cuando teóricamente el comunismo fue planteado como la feseta final del socialismo, en el que no existe el Estado, no hay autoridad porque el nivel de conciencia de la humanidad es con plenos valores para que en la convivencia del colectivo social haya armonía a plenitud, por lo que el comunismo quedó como una teoría de organización de la humanidad ateniéndose a la honorabilidad individual, personas generosas, fraternas y solidarias entre sí, donde no exista la propiedad privada ni la acumulación de la riqueza, todo esto quedó en la utopía y en la narrativa de descalificación de la derecha.

En ningún país del mundo puede aplicarse el comunismo acorde al que se planteaba en las teorías que lo diseñaron, la civilización de la humanidad y las naciones mismas se tiene invariablemente la necesidad de establecer un orden social mediante la autoridad ejercida desde el poder político con las variables de su forma de organización de Estado y de gobierno, garantizar las libertades y derechos mediante mecanismos que incluso se hagan valer frente al Estado, es decir, desde la izquierda no se plantea que se implante un comunismo y con ello se suprima al Estado, ni el acabar con la propiedad privada ni despojarle a nadie de sus bienes, esa era la narrativa de la derecha en discursos de campaña electoral en México y otros países.

La derecha en México si plantea lo que hicieron durante tres décadas de neoliberalismo, reducir la responsabilidad social del Estado, convertir los derechos en mercancías, dejar de invertir en salud y educación, proliferando escuelas privadas y hospitales privados, y la educación y las instituciones de salud deterioradas y de baja calidad, aparte de que el modelo concentró la riqueza en unas cuantas manos y generó una pobreza descomunal, arrebatándoles a millones de jóvenes durante varias generaciones oportunidades de desarrollo.

Por su lado la izquierda le ha apostado a un modelo en el que el Estado garantice los derechos de forma universal, de calidad y de manera gratuita, que todas las personas tengan a su alcance las mismas oportunidades de desarrollo, que la economía tenga un enfoque de desarrollo humano por encima de todo, que haya autoridad emergida democráticamente a plena conciencia del ciudadano, sin manipulaciones, respetando siempre la voluntad popular, que los derechos de las personas en lo individual como en colectivos sean respetados, protegidos y garantizados.

 

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