Tras la histórica victoria en Veracruz, con la elección de quien será la primera gobernadora del estado, la ingeniera Rocío Nahle, y los futuros senadores; Claudia Tello y Manuel Huerta, ha surgido una noticia que pocos medios han destacado.
La senaduría de primera minoría se otorga a la fórmula del partido político que obtuvo el segundo lugar en votos, según lo establecido en el artículo 56 de la Constitución. Quienes resultaron ser representantes de Veracruz en el Senado de la República son; Miguel Ángel Yunes Márquez y su suplente Miguel Ángel Yunes Linares. Sin embargo, esta situación es preocupante y resalta de manera fundamental la necesidad de reformar nuestras instituciones y realizar cambios en la Carta Magna, para evitar vacíos que continúen afectando política y socialmente la representatividad no solo de nuestro estado, sino de todas las entidades federativas.
Aunque la victoria del movimiento y el legítimo logro de la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación es indiscutible, la presencia de dos de los principales miembros del «Clan Yunes» en el Senado en nombre de Veracruz, reabrirá heridas causadas por gobiernos corruptos, clasistas y racistas que, durante años, bajo la promesa de «servir a los veracruzanos», sus administraciones dañaron y vulneraron a un Pueblo que soñaba con la esperanza de un futuro mejor.
Todas y todos los veracruzanos conocemos el insaciable apetito de poder y el deseo por el dinero público que caracterizan a los Yunes, así como su ambición por obtener la protección que brindan los cargos públicos, los cuales deberían ser y estar exclusivamente al servicio de la gente.
Aunque el Movimiento de Regeneración Nacional obtuvo una victoria contundente, con Claudia Tello Espinosa logrando el 60.43% de los votos y asegurando su puesto legítimo en el Senado, la pluralidad democrática sigue presente, aunque la oposición exista solo por existir, pues más allá de no tener en las manos un proyecto que logre beneficiar de alguna manera al pueblo veracruzano, van caminando sin horizonte político.
Este resultado no es consecuencia del 28.4% del electorado, pues el porcentaje de la preferencia opositora no es relevante, sin embargo, este efecto es desenlace de las huellas de los personajes que representa la política vieja y conservadora, huellas que no se han podido borrar, marcas de instituciones políticas como el PAN, que son controladas por un nepotismo dinástico y despótico, un sistema completamente antidemocrático al interior de la vida de su partido, pues la instalación de un conjunto de personas pertenecientes al mismo grupo social y familiar, es la manera perfecta de tratar de disimular la crisis y decadencia en la que se encuentran los partidos del viejo régimen.
Es entendible el porqué estos personajes que se lograron colar en el Senado de la República, lo hagan sin ruido, con cautela, casi a escondidas, pues a pesar de haberlo logrado por la vía legal, están conscientes de que el Pueblo, no los escogió, ni mucho menos, los quiere, pues el recuerdo doloroso de saqueo, abuso y corrupción aún sigue presente.
Lo que para el yunismo hoy significa obtener el nombramiento de primera minoría como un premio de consolación, para las y los veracruzanos es seguir tolerando a usurpadores políticos y grupos de interés que solo buscan el restablecimiento de los beneficios para unos cuantos.
Y, aunque resulte utópico el hecho de bloquear el paso a personajes políticos que no tengan un proyecto, ni amor de servicio al Pueblo, queda muy claro que las riendas legítimas y la ventaja en lo que respecta a la búsqueda del establecimiento del poder para lograr el bien común, son de la Cuarta Transformación, y en poco tiempo las tendrá la Ingeniera Rocío Nahle, quien trabajará en conjunto con todas y todos nosotros, para profundizar la 4T en toda la entidad, continuando con una administración que sea antineoliberal, soberana, y sobre todo con humanismo mexicano.