Las mentiras, montajes y descalificaciones que inundan las redes y medios, son un intento ideológico de la derecha por controlar la narrativa o desacreditar la de la 4T.
El concepto de ideología como «ciencia que estudia las ideas» fue acuñado por el francés Antoine de Stutt de Tracy, en 1796. Después ha sido reformulado y utilizado de distintas formas como: la visión del mundo; el conjunto de ideas que impone la clase dominante; mirar desde una perspectiva condicionada por la posición social; sirve para construir consensos, etc.
Las ideologías por lo general provienen de un marco filosófico y orientan la lucha política. Están muy relacionadas con la educación, la cultura, la religión y los medios de comunicación.
El neoliberalismo intentó descalificar la lucha ideológica decretando el fin de la historia y asumiendo que el mercado se iba a imponer de ahí para adelante. Ya dejaba ver la intención de ridiculizar e incluso invisibilizar, en nombre de la libertad, a quienes no estuvieran de acuerdo con su idea de libertad, la del mercado.
La lucha ideológica, si se busca simplificar, se da entre izquierda y derecha; liberales y conservadores; individualistas y colectivistas; progresistas y reaccionarios, según cada momento del proceso social.
Hoy, desde la potencia del norte se promueve el llamado libertarismo, movimiento irracionalista que agrupa a los personajes más ricos del mundo y que también ha venido avanzando en Europa. Consiste en descalificar a cualquier nación, movimiento o simplemente a aquellas propuestas que no se apeguen a lo que ellos promueven.
Son los dueños de las redes sociales y los medios de comunicación, lo que les permite manipular los algoritmos de la ofensa, la mentira, la burla e influir directamente en el comportamiento de poblaciones enteras en cada rincón del mundo.
Elon Musk (de X o Twitter), Mark Zuckerberg (de Meta o Facebook e Instagram) y Jeff Bezos (Amazon), junto a algunos integrantes del gabinete, conforman la oligarquía que gobierna Estados Unidos y que ahora está condicionando a otras naciones, con aranceles y presiones de todo tipo, para limitar su soberanía.
Con el control a través de los celulares se han convertido en algo así como el Big Brother que conoce las relaciones, aspiraciones, gustos y preferencias de cada quien y pueden acechar permanentemente la privacidad de cada persona.
Con esa tecnología en sus manos y el control de la narrativa influyen para que muchos crean que se pueden dar el lujo de pensar como potentados, aunque no lo sean: yo tengo la verdad, soy superior a quienes no trabajan como lo hago yo y además los mantiene el gobierno. Atacan todo lo que se refiera a la política y al Estado como una cuestión ideológica, aunque en realidad en muchos casos hacen negocios con el gobierno y buscan formas de evadir impuestos.
El avance del fundamentalismo libertario es comparable con el ascenso del nazi fascismo, en el siglo XX. Ello explica que, con todo y su actuar como Rey, Donal Trump no baje más en su nivel de aprobación o que Milei pueda seguir obteniendo triunfos a pesar del desastre argentino.
Es la fuerza de la ideología. Por ello en México debe fortalecerse el humanismo mexicano y profundizarse la revolución de las conciencias para que el modelo de bienestar siga adelante.
Es el gran reto para quienes participamos con la 4T: redoblar esfuerzos en la formación, la cercanía con el Pueblo, el debate y la comunicación.
Solo el Pueblo puede salvar al Pueblo.




