Ciudad de México a 18 noviembre, 2025, 15: 01 hora del centro.
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Gobiernos que cuidan: un rostro humano

Andrés Flores-H

En un país marcado por décadas de desigualdad y abandono social, los gobiernos de la Cuarta Transformación han logrado cambiar el rumbo y el sentido del poder público. Ya no se gobierna desde la indiferencia o el elitismo, sino desde el reconocimiento profundo de lo que realmente sostiene a la sociedad, el cuidado.

Durante muchos años, fueron invisibles los cuidados, ese trabajo silencioso, cotidiano y vital que realizan millones de personas, principalmente las mujeres: abuelas, hijas, hermanas o madres. Nadie los contabilizaba, nadie los reconocía, y mucho menos se diseñaban políticas públicas para apoyarlos. Sin embargo, si esa labor fuera remunerada, representaría el 26.3% del Producto Interno Bruto nacional, una cifra que revela la magnitud de lo que el sistema económico tradicional despreciaba por “doméstico”, pero que en realidad constituye la base de la vida misma.

Hoy, con el liderazgo de la Presidenta Claudia Sheinbaum y la continuidad del proyecto iniciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, México transita por una nueva etapa, la del Estado cuidador. Un Estado que no sólo reconoce el valor del trabajo no remunerado, sino que invierte recursos públicos históricos para aliviar esa carga y redistribuir la responsabilidad del bienestar.

Actualmente, el Gobierno de México destina el 1.2% del PIB, equivalente a $466,675 millones de pesos anuales, a programas que directamente están relacionados con los cuidados. Es un esfuerzo sin precedentes en la historia reciente del país. Son recursos que no se pierden en intermediarios ni se destinan a privilegios burocráticos, sino que llegan directamente a las manos de quienes más lo necesitan.

Siete programas emblema del Gobierno Federal concentran el 68% del presupuesto que hoy sostiene las políticas de cuidados. Entre ellos se encuentran las Pensiones para Adultos Mayores, las Pensiones para Personas con Discapacidad Permanente, el programa Mujeres con Bienestar, las Becas Benito Juárez, los Apoyos a Madres Trabajadoras, entre otros.

Cada uno de estos programas no sólo representa una transferencia económica, sino una muestra de solidaridad institucional. Son expresiones concretas de un gobierno que ve y escucha, que comprende que detrás de cada hogar hay historias de sacrificio y amor que merecen respaldo.

El reconocimiento de los cuidados como una prioridad nacional también se expresa en el impulso al Sistema Nacional de Cuidados, un proyecto que busca articular los esfuerzos federales, estatales y municipales para garantizar el acceso equitativo a servicios de apoyo. Este sistema parte de una premisa profundamente humanista, la de que cuidar es un derecho, no una carga, y ser cuidado es un acto de justicia, no de caridad.

A diferencia de los gobiernos del pasado, que veían los apoyos sociales como “gasto”, la Cuarta Transformación los entiende como inversión social. Invertir en cuidados es invertir en salud, en educación, en cohesión familiar y en paz social. No se trata sólo de transferir recursos, sino de transformar las estructuras de desigualdad que históricamente han afectado la vida de las y los mexicanos.

Gracias a este enfoque, millones de personas hoy pueden descansar un poco más, estudiar un poco más, o simplemente vivir con dignidad. Las madres trabajadoras que antes tenían que elegir entre alimentar o cuidar, hoy cuentan con apoyo; los jóvenes que antes abandonaban la escuela, hoy tienen una beca; las personas adultas mayores que antes eran olvidadas, hoy son sujetas de derechos; y las personas con discapacidad que antes eran invisibilizadas, hoy son protagonistas de políticas públicas.

El gobierno cuidador es, en esencia, el rostro más humano de la transformación. No sólo busca redistribuir el ingreso, sino también redistribuir el tiempo, la carga y el reconocimiento. Se trata de poner la vida en el centro de la política pública, algo que por décadas fue impensable en un país gobernado por la lógica neoliberal del “sálvese quien pueda”.

Así, mientras la derecha continúa atascada en su discurso de odio, clasismo y desprecio hacia los programas sociales, el proyecto de la Cuarta Transformación demuestra que cuidar es también un acto de justicia social y de profunda inteligencia económica.

Hoy, México avanza hacia un futuro donde el bienestar no es privilegio, sino derecho. Un país donde cuidar y ser cuidado es parte del pacto social que la Cuarta Transformación ha hecho con el Pueblo.

Y ese es, sin duda, el cambio más profundo de todos.

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