Inicia septiembre y una cuenta regresiva que no esperábamos que llegara tan pronto está en la puerta. Se termina un gobierno que esperé casi cuarenta años y apenas en seis termina. Un sexenio que se nos fue como agua. Nostalgia sí, porque no es facil militar desde muy joven en la izquierda, ni siquiera recuerdo bien cómo llegué ahí! Es decir, en qué momento pensé que mi camino intelectual y político latía al lado del corazón.
Un amigo me empezó a prestar libros, compartíamos lecturas y poco a poco fuí descubriendo que eso que leía no solo me interesaba, sino que me acercaba a una realidad vivida: la lucha por la tierra y el agrarismo de mi padre, que siempre lo he llevado a flor de piel, ir al campo, trabajar en él y cosechar el maíz que te dará de comer todo un año. También el trabajo de mi madre, que se extendía largas jornadas, no solo con lo doméstico propio, sino que se extendía para recoger algunos pesos más y sobrevivir parte del año cuando el maíz se terminaba.
Estas vivencias me acercaron a un pensamiento contra las desigualdades y conforme me formaba académicamente, se fue fortaleciendo mi militancia en un partido-movimiento sin registro político y en el feminismo.
Conocí al Presidente cuando realizó la marcha de Tabasco a la Ciudad de México. Abracé sus ideales cuando militó en el PRD y participé activamente en la consulta contra el Fobaproa y fui Adelita para defender el petróleo. Tres campañas y al menos recuerdo nueve giras por Jalisco que abracé con compromiso. Le tengo además un gran reconocimiento, porque en el poco tiempo que fui funcionaria federal, constaté que como Presidente, retomaba los compromisos que hacía con la gente en las giras por todo el estado, que iniciaban casi de madrugada y regresaba por la noche, y a veces muy noche. Y así eran los cinco días en donde recorría cinco municipios por día. Yo llegaba agotada y al otro día era la misma dinámica.
Voltear a mirar las desgracias, estar en los municipios grandes, chicos y chiquititos le merecían la misma atención, porque era la gente la que estaba hi esperando escuchar su discurso. Ese es el Presidente que tenemos, por eso, también es un agradecimiento a su compromiso político. Como Presidente, estuve -espero no equivocarme- al menos en cinco reuniones previas a la mañanera, en dos me tocó salir y su dinámica de trabajo es intensa, intensa, revisa información en materia de seguridad diario y revisa los temas de la agenda de la semana y decide cuáles temas salen a la prensa ese día.
Me siento muy orgullosa de ver que bonito es palpar los logros obtenidos para la gente todos los días, en el campo, en la ciudad, en la gente de clase media y en la que estaba muy amolada, que ha visto su vida transformarse porque un Presidente se comprometió a repartir la riqueza entre quienes la producen!
Este septiembre que inicia, tengo la lágrima a flor de piel, porque ese humanismo, lo viví en las giras, en el trato a la gente, en cómo no le preocupaba no comer y menos si había gente que no se llevaba un taco a la boca.
Hace dos semanas lo vi en Temacapulín y le dije lo que siento en el corazón: ¡lo quiero mucho Presidente! Porque para mí ha significado que mi voto -después de haberlo hecho 9 veces- por fin se respetó y que voté, elegí y gané ¡ganamos!
El próximo 1 de octubre inicia otro sexenio, el del segundo piso de la 4T con la Dra Claudia Sheinbaum, que llega con la tierra apisonada, porque ya se colocaron algunos cimientos y hay que seguir trabajando para erradicar las desigualdades que implican ese segundo piso! Quizá en algunos alrededores es tierra aún, quizá hay un poco de empedrado y en otros, hasta pavimento tiene. Pero eso sí, vamos a iniciar un segundo sexenio con esperanza y muchos anhelos.
La #4T le ha cambiado la vida a millones de personas. Por eso le decimos ¡Gracias! ¡Es un honor estar con Obrador!
PD: ¡Este mes estaré compartiendo fotos de sus giras por Jalisco!