Ha llamado la atención la cálida recepción que el gobierno chino le dio a Vladimir Putin en su más reciente visita de Estado a Beijing[1], contrastando con el tratamiento que recibieron el secretario de Estado norteamericano Anthony Blinken y el canciller alemán Olaf Scholtz el mes pasado. Para entender la alianza estratégica ilimitada entre estos dos pilares euroasiáticos del grupo de los BRICS debemos tomar en cuenta que la actitud hostil de occidente hacia China es similar a la que ha enfrentado Rusia desde 1991 que se disolvió la Unión Soviética.
El pasado 11 de abril, Washington realizó una cumbre inédita junto con Filipinas y Japón formalizando una alianza para una mayor cooperación en tecnología, infraestructuras y seguridad marítima[2]. Esta es tan solo la más reciente de las coaliciones militares estratégicas para contener la salida al mar de China. Recordemos que en septiembre de 2021 se anunció Aukus[3], un pacto militar anglosajón, que contempla proveer de tecnología avanzada de defensa y submarinos de propulsión nuclear a Australia por parte del Reino Unido y los Estados Unidos. Si tomamos en cuenta las bases militares norteamericanas que por los tratados de defensa y cooperación mutua que Estados Unidos tiene con Corea del Sur, China se encuentra hoy bajo un cerco militar como el que Rusia ha enfrentado desde que inició la expansión de la OTAN hacia los países del Este de Europa.
Otro punto de entendimiento entre las potencias es el asunto de Taiwán, por su similitud con Ucrania. La afinidad cultural del este de Ucrania con Rusia, y en especial con la población de la Península de Crimea, no es diferente a la existente entre la provincia rebelde de Taiwán y China Continental. Los intentos por separar a Ucrania de Rusia desde hace 20 años con revoluciones de colores orquestadas por el Departamento de Estado de los EE. UU. y la National Endowment for Democracy[4], y los esfuerzos de Rusia por conservar dentro de su esfera las poblaciones étnicas rusas del este de Ucrania, derivaron en la anexión de Crimea en 2014 por parte de Rusia y en un conflicto separatista armado en las ciudades orientales de Donetsk y Lugansk. Con la intención de pacificar la zona del Dombás, Rusia, Ucrania, Francia y Alemania firmaron los Acuerdos de Minsk[5], los cuales no cumplieron su objetivo declarado, provocando la Operación Militar Especial de Rusia en Ucrania para proteger el acceso a la península de Crimea y conservar su única salida a aguas templadas por el Mar Negro. La posibilidad de que escalen las tensiones y surja cualquier pretexto para precipitar una acción militar en Taiwán es una constante preocupación de Beijing, ya que la isla es una plataforma perfecta para lanzar una invasión a China Continental.
Ambas naciones también enfrentan un bloqueo económico. En 2018, el presidente Trump inició una guerra comercial imponiendo aranceles del 25% a la importación de diferentes productos chinos los cuales continuaron escalando durante su administración provocando que, en pocos años, México rebasara a China como el mayor socio comercial de los Estados Unidos. Con la intención de reducir la dependencia de los productos electrónicos de China, Biden promulgó la Ley del Chip[6], y recientemente impuso un arancel del 100% a los autos eléctricos fabricados en China. Esta escalada aún está lejos del boicot a los hidrocarburos, así como de las sanciones impuestas a Rusia por la invasión a Ucrania, pero el gobierno de Beijing ha tomado nota que los norteamericanos son capaces de perpetrar actos de guerra contra sus aliados[7], como Alemania, con la destrucción del gasoducto NordStream2[8], y desprecian a la población civil, como con los palestinos, vetando las resoluciones de alto al fuego en Gaza de Naciones Unidas.
La paz del mundo está amenazada por las constantes provocaciones de los EE. UU. evidenciadas en los multimillonarios paquetes de ayuda para sus pleitos alrededor del mundo que solicitan al Congreso y que éste aprueba en complicidad[9]. Pero tanto la prudencia y moderación de los líderes de los pueblos asediados, como China; la voluntad para traicionar a sus vecinos de cómplices como Dinamarca[10]; la sumisión de sus vasallos, como Filipinas y Japón; el sacrificio económico de sus esbirros de la OTAN de pagar combustibles con sobreprecio para boicotear a Rusia, y los jóvenes reclutas ucranianos dispuestos a morir por su patria[11] no durarán mucho tiempo. Es imprescindible y urgente construir un orden mundial de cooperación multipolar que no dependa del bravucón del patio de la escuela antes que el mundo se vea envuelto en una nueva batalla campal.
[1] Reunión de Xi y Putin en Beijing reafirmó su fuerte vínculo (Análisis)
[2] Biden tensa su desafío a China tras la cumbre con Japón y Filipinas | Internacional: El Mundo
[3] En qué consiste Aukus, el pacto militar anunciado por Estados Unidos, Reino Unido y Australia: BBC
[4] Estados unidos a la conquista del Este. Documental; YouTube
[5] Lorenzo Ramírez analiza la confesión de Ángela Merkel sobre que los acuerdos de Minsk tenían como objetivo preparar a Ucrania para un conflicto con Rusia.
[6] Cinco claves de la Ley de Chips de EE. UU. – The New York Times
[7] Larry Johnson Briefing of the UNSC: Deciphering the Nord Stream Pipeline Sabotage.
[8] Así eliminó Estados Unidos los gasoductos Nord Stream | ctxt.es
[9] Senado de EE. UU. aprueba ayuda de 95.000 millones a Ucrania, Israel y Taiwán; Biden ya firmó la medida
[10] Operación Dunhammer: el escándalo en Europa por la supuesta ayuda de Dinamarca a EE.UU. para espiar a Angela Merkel y otros políticos – BBC News Mundo
[11] Ucrania aprueba una ley que endurece la movilización militar – DW – 11/04/2024