Mis hermanos durante mi niñez y adolescencia
En el seno familiar, muchos de nosotros –no todos– somos afortunados de contar con hermanos de sangre. Para mí, la relación entre hermanos pasa por diferentes etapas, en ellas tiene que ver mucho la diferencia de edades entre nosotros y nuestros hermanos, pero –en general– mientras vamos creciendo la interacción va cambiando. En esta ocasión, me voy a enfocar en la relación entre hermanos durante la niñez y la adolescencia.
En mi caso, cuando era niña, veía a mis tres hermanos mayores como mis héroes, eran admirables a mis ojos. Escucharlos platicar en la mesa con mis padres, saber que trabajaban y estudiaban y que, en la medida de lo posible, cooperaban en asuntos de la casa me inspiraba para hacer lo mismo cuando llegara mi turno.
El mayor de mis tres hermanos, durante mi niñez y mi adolescencia, siempre fue muy generoso. Le gustaba mucho pasar tiempo con sus hermanos pequeños, nos llevaba al cine y nos compraba palomitas y pasábamos un buen rato. También le encantaba lavar su auto, se pasaba horas en el patio lavando su auto, era muy detallista y bien hecho y claro, yo y mi hermano más chico le ayudábamos durante su ardua faena.
A mi segundo hermano, en orden descendente, le encantaba ejercitarse, salir con sus amigos y de sus viajes favoritos era ir a Valle de Bravo y a Acapulco. Él era medio reservado y no muy cariñoso, de hecho, era medio seco y no solía buscar momentos de convivencia con sus hermanos pequeños, así que con él casi no conviví en mi niñez y menos en mi adolescencia.
Mi tercer hermano de los grandes era mi súper favorito, él era amable, cariñoso y siempre nos demostraba su amor a todos los miembros de la familia. Era un gran individuo y le gustaba llevarnos a pasear, en especial le gustaba ir de paseo a un balneario en Tehuixtla. Nos íbamos el fin de semana y jugábamos en la alberca, platicábamos y nos divertíamos mucho. Son de los momentos más memorables de ese tiempo que pasamos juntos.
Después de mis tres hermanos, viene mi hermana mayor, ella solía jugar mucho con sus hermanos chicos y era muy amorosa y cariñosa. Para mi desgracia, se casó muy joven y no pude disfrutar mucho tiempo más a su lado ya que tuvo hijos casi de inmediato y tenía muchas responsabilidades. Con sus tres hijos, tuve la oportunidad de convivir mucho durante mi adolescencia y los quería mucho, amaba pasar tiempo con ellos en esos días.
La siguiente es otra hermana, ella, por la cercanía en edades conmigo, no pasábamos mucho tiempo juntas por gusto, más bien por necesidad. Siempre fue amable con los hermanos más chicos y era muy amorosa con mis padres durante mi niñez y adolescencia.
El que seguía era el hermano anterior a mí. Él era realmente divertido y me encantaba pasar tiempo a su lado, siempre se le ocurrían juegos y maneras entretenidas de pasar el tiempo. Yo trataba de pasar el mayor tiempo que pudiera a su lado, aunque él prefería pasar más momentos con sus amigos y con los vecinos. Era muy amiguero y en la colonia muchos lo conocían y lo apreciaban mucho.
Y, finalmente, mi hermano pequeño siempre me ha dado mucha ternura, es una gran persona, con un corazón enorme. Convivimos bastante por ser los más chicos de la casa, pero en realidad, no teníamos mucho en común.
Las interacciones con los hermanos van modificándose debido a las diferentes rutas que toma cada uno en su vida, la gente con la que se relaciona y los intereses personales, lo que sí es seguro, es que siempre van a ser nuestros hermanos y es mejor llevar una relación de respeto y cariño.
En mi siguiente escrito les compartiré más acerca de los herman@s ya desde el punto de vista de adultos.
Les mando un cálido abrazo, estimados tres lectores, infinitas gracias por tomarse el tiempo de leerme.
 
				 
															




 
															