Pluma Patriótica

Share on facebook
Share on twitter
Share on telegram
Share on whatsapp
Share on email
Otro año, otra caravana migran

Otro año, otra caravana migrante

En el momento en que escribo estas líneas, los primeros integrantes de otra caravana migrante que partió de San Pedro Sula, Honduras, la semana pasada, están llegando a la frontera con Guatemala. Esta caravana es otra más, de varias que ha habido desde por lo menos octubre de 2018, en la que cientos de centroamericanos se congregan con el fin de atravesar México y llegar a los Estados Unidos en busca del American Dream. 

No está a discusión que migrar es un derecho y que desde que el ser humano es tal, la migración ha existido y no va a parar. Tampoco está a discusión que las condiciones económicas de muchos países, más la indolencia criminal de sus gobiernos, no dejan otra opción a millones de personas que abandonar sus hogares y a sus familias para buscar oportunidades de trabajo a miles de kilómetros de distancia.

Vale la pena recordar la posición del presidente Andrés Manuel López Obrador, desde que era presidente electo y no había tomado posesión del cargo, ante el asunto migratorio. Precisamente en octubre de 2018, AMLO anunció un programa de visas de trabajo para centroamericanos con la intención de mitigar un poco el problema migratorio. Su primera intención y acción no fue cerrar las fronteras, sino precisamente ofrecer una opción distinta a la espeluznante realidad que tienen que enfrentar quienes transitan por nuestro país: el riesgo permanente de ser presas de los peores horrores, entre polleros, crimen organizado y ser deportados. Incluso, hay que recordar también, por ejemplo, el apoyo que el gobierno de la Ciudad de México ofreció con la instalación de campamentos temporales para aquella primera caravana. 

Para desgracia nuestra y de los miles de migrantes, las cosas no iban a prosperar en ese tono teniendo como vecino al país cuyo presidente actual es, entre otras cosas pero sobre todo, un jugador despiadado. Trump condicionó a nuestro gobierno a detener el flujo migratorio bajo la amenaza de elevar aranceles si no cumplía. Para colmo, una parte importante de recursos humanos de la novel Guardia Nacional tuvieron que ser destinados a contener la situación en ambas fronteras, como si la inseguridad en muchas partes de nuestro país no fuese una aguda dificultad urgente de atender. Al gobierno mexicano no le quedaron demasiadas opciones. 

Contener a migrantes en la frontera y regresarlos a sus países son acciones que son todo menos populares. No pretendo aplaudirlas, pero tampoco sería justo ubicar como único responsable, de un enorme y complejo problema, al gobierno de México. Poco se repara en que pese a todo, las autoridades mexicanas no dejan sin opción alguna a los migrantes centroamericanos, dado que sigue ofreciendo empleo en nuestro país para quienes así lo decidan. Habrá quienes crean que esto es poca cosa, pero considerando con franqueza la realidad que les espera –riesgos espantosos, falta de oportunidades en la frontera norte, deportación-, habría que admitir que el gobierno mexicano, pese a lo complicado del panorama, no se desentiende del problema y, con limitaciones, ofrece lo que puede, cosa que no muchos países hacen. 

 

Elisa Godínez.Politóloga y antropóloga. Investiga acerca de justicia por mano propia y violencias en contextos urbanos.

@tannnit

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on telegram
Telegram
Share on whatsapp
WhatsApp

Relacionado