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Vida saludable, una responsabilidad colectiva en México

La crisis de salud pública que enfrentamos debido al sobrepeso y la obesidad infantil en México es alarmante. Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2021-2023, elaborada por la Secretaría de Salud, indican que el 36.5% de los adolescentes y el 40.4% de los escolares padecen estas condiciones.

El consumo excesivo de azúcares añadidos en la infancia y la adolescencia es un factor determinante en el desarrollo de enfermedades crónicas a lo largo de la vida, como síndrome metabólico, hígado graso, problemas posturales, apnea del sueño, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, dislipidemias, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.

En México, se estima que el 66% de la población infantil y adolescente supera el límite máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud en cuanto a la ingesta calórica proveniente de azúcares. Además, 9 de cada 10 niñas y niños consumen bebidas azucaradas de forma regular y 6 de cada 10 incluyen en su dieta dulces, botanas y golosinas. Muchos de estos productos, son consumidos en las escuelas desde edades tempranas.

Además de las consecuencias físicas, el sobrepeso y la obesidad generan problemas emocionales y sociales. Los menores con estas condiciones suelen experimentar estigma, baja autoestima y dificultades en su desempeño académico y social. Por ello, combatir la obesidad infantil no solo es una cuestión de salud, sino también de bienestar integral.

Uno de los problemas principales al enfrentar este reto, reside en la facilidad de acceso que los menores tienen a alimentos ultraprocesados. Ante ello, es indispensable el establecimiento de políticas públicas efectivas que restrinjan la venta de estos productos y fomenten el acceso a opciones saludables.

Frente esta problemática, el Gobierno de México ha decidido implementar el Programa Vida Saludable, una estrategia nacional que tiene como propósito fomentar hábitos saludables en las escuelas del país. Una de sus acciones más relevantes es la prohibición de la venta de comida chatarra en los planteles educativos desde el pasado 29 de marzo. Esta medida busca modificar el entorno alimentario escolar, eliminando una de las principales fuentes de productos dañinos en la dieta infantil.

Con la Secretaría de Educación Pública (SEP) al frente de este programa, se busca no solo eliminar productos dañinos, sino también transformar la educación alimentaria en las escuelas.

Este nuevo enfoque propone que la venta y preparación de alimentos saludables no solo ofrezca alternativas más beneficiosas desde el punto de vista nutricional, sino que también enseñe a los estudiantes sobre la importancia de hacer elecciones conscientes en su alimentación diaria. Al proporcionar opciones ricas en vitaminas, minerales, hidratos de carbono, grasas saludables y proteínas, las escuelas pueden contribuir a mejorar la salud y el bienestar de sus estudiantes.

Para que esta iniciativa tenga un impacto real, las autoridades deben garantizar la implementación efectiva de la prohibición, supervisando que las cooperativas escolares y vendedores ambulantes respeten la medida.

Sin embargo, uno de los argumentos más recurrentes en contra de esta medida es que los niños y adolescentes seguirán teniendo acceso a estos productos fuera de la escuela. No obstante, la prohibición de su venta dentro de los planteles es un paso crucial para modificar la cultura alimentaria. La escuela es un espacio clave en la formación de hábitos y debe promover estilos de vida saludables en lugar de facilitar el acceso a productos dañinos.

El Programa Vida Saludable no es una solución única, pero sí un paso firme hacia la mejora de la salud infantil en México. La obesidad no es un problema de elección individual, sino el resultado de un entorno que favorece opciones poco saludables. Transformar este entorno es una responsabilidad colectiva que involucra a gobierno, familias y escuelas.

Garantizar el bienestar de las niñas y los niños requiere decisiones valientes y comprometidas. La prohibición de la venta de comida chatarra en las escuelas es una de ellas.

Con voluntad política y el apoyo de la sociedad, podemos sentar las bases para una generación más sana y con mejores oportunidades de vida.

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