Una policía indisciplinada, ¿qué apoyo social puede tener?, cuestionó Andrés Manuel López Obrador en la conferencia matutina de este lunes.
En referencia al conflicto laboral que protagonizan elementos de la Policía Federal desde la semana pasada, el mandatario reiteró su opinión de que esa protesta no tiene razón de ser pues los derechos laborales de los uniformados no están en riesgo. No perderán prestaciones ni salarios.
«El que no tiene razón, el que no está luchando por una causa justa pues no va a tener apoyo, no va a tener respaldo».
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El cambio era necesario porque hace falta echar a andar la Guardia Nacional, sin embargo se quiso presentar la inconformidad como una injusticia, valoró.
«Hay resistencias al cambio, pero hay normalidad política. No son resistencias que pongan en riesgo la transformación. Celebro que se esté caminando hacia la transformación», sostuvo.
«El pueblo no es tonto, tonto es el que piensa que el pueblo es tonto. Con todo respeto a los tontos. Pero la gente está muy informada de todo».
El tabasqueño aseguró que el 1 de julio operó un cambio de régimen, una transformación en la mentalidad nacional que rechazó los abusos del pasado de manera radical.
Se trata de una ruptura, aseguró, que transforma las reglas del intercambio político y obliga a la legitimidad popular. Aunque los analistas políticos, acusó, se niegan a asimilarlo.
«Se va avanzando y hay resistencias, pero no para preocuparnos, son normales», dijo.
«Imagínense lo que es para quienes llegaron al gobierno engañando de que iba a haber un cambio y mantuvieron el mismo régimen de corrupción y de injusticias y de privilegios. Pues claro que no les gusta lo que estamos llevando a cabo.»
Sólo los proyectos que la ciudadanía considere sinceros recibirán respaldo popular, estimó. Por eso, un movimiento como el de la Policía Federal, «¿qué apoyo puede tener?», dudó el ejecutivo federal.
«Esta transformación la estamos llevando a cabo de manera pacífica y es una revolución de las conciencias».
Agregó que antes no era costumbre que los expresidentes mexicanos se enfocaran en criticar a la administración en curso, algo que sí sucede en el momento actual.
«Antes en la práctica los expresidentes guardaban silencio, ya no intervenían en la vida pública. Esa era la costumbre, eran como las reglas no escritas», recordó.
«Ahora participan, no lo veo mal, son otros tiempos. Y dejemos que los ciudadanos sean los que decidan».
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