“Libérennos, África llora”, decía una de las mantas con las que migrantes de al menos quince países africanos se manifestaron este 30 de agosto en la estación migratoria Siglo XXI de Tapachula, Chiapas, en exigencia de autorización para transitar hacia Estados Unidos.
«Libérennos»…
¿Cree usted que es humano retener a miles de personas en condiciones indignas dentro de centros de detención; prohibirles el paso a quienes, de hecho, no desean quedarse en nuestro territorio, sino únicamente transitar por él?
Las organizaciones defensoras de derechos humanos han documentado hasta el cansancio que en esos espacios hay tortura, celdas de castigos, violación sexual, hacinamiento, condiciones insalubres, abuso de autoridad, extorsión…
Han exigido atención y solución a estos abusos.
En su campaña, Andrés Manuel López Obrador prometió que su política migratoria sería distinta, que respetaría derechos humanos de migrantes; incluso anunció, ya durante su mandato, que implementaría programas de apoyo integral, regularización y fomento al empleo para este sector.
No dijo que iba a encarcelarlos.
Pero parece que siempre no. Es que hace un tiempecito se le atravesó Trump y sus amenazas de aranceles. Entonces hay que perseguir a los migrantes y encerrarlos. Prometerles regularizaciones y permisos que nunca van a llegar, deportarlos a la fuerza, perseguirlos con elementos de la Guardia Nacional. Hay que violentarlos para que se cansen y se vayan… ¿no?
Y ahí los tienen, en centros con capacidad rebasada. Periodistas y organizaciones han descrito la situación: heces «rebosaban las letrinas». Hay que dormir donde sea, donde uno entre. No hay atención médica, no hay comida, no hay medicinas; en algunos lugares hay calor extremo que los sofoca, hay hostigamiento y desprecio de autoridades, no hay traductores, hay plagas, hay un chorro de sueños rotos…
Esta semana la Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem) presentó su informe 2018 y advirtió que, de hecho, la política migratoria de AMLO no sólo da continuidad a la de Enrique Peña Nieto, sino que es más deshumanizada: “pulveriza« física y psicológicamente a los migrantes sin documentos para que desistan de su idea de ir a los Estados Unidos.
La cosa, compas, es que los migrantes no tienen a dónde ir. De veras. ¿A dónde se van? Leía yo en El Financiero que muchos de los migrantes africanos que se manifestaron esta semana cuentan con estudios técnicos, profesionales, algunos con posgrado, y salieron de sus países por distintas formas de persecución.
Ellos dicen que no quieren estar en México, que quieren ir a Estados Unidos. Como ellos hay muchos, muchos más de otras geografías.
Libérenlos, el mundo llora.
Paola Ramos. Chiapaneca. Egresada de comunicación y periodismo por la UNAM. Forma parte del Campamento Nacional de la Juventud Antifascista y Antiimperialista y de la 17a Escuela para Jóvenes Defensores de Derechos Humanos.
Ha colaborado en SinEmbargo.mx, Reforma, El Big Data y Cencos.
@paooramoos
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