En medio de una nueva escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el presidente Donald Trump ha dejado claro que no tiene intención de tomar la iniciativa en las negociaciones para reducir los aranceles. De acuerdo con fuentes cercanas a la Casa Blanca, la administración Trump considera que debe ser Pekín quien rompa el hielo, tras haber endurecido las represalias que agravaron la disputa bilateral.
Según reporta CNN, altos funcionarios estadounidenses han reiterado durante los últimos dos meses a sus contrapartes chinas que la pelota está en su cancha. Incluso, aseguran que se planteó de forma directa que el presidente Xi Jinping debería solicitar una conversación telefónica con Trump. Sin embargo, China se ha negado a dar ese paso, al parecer por temor a proyectar una imagen de debilidad.
Desde la visión del presidente estadounidense, un eventual acuerdo podría abrir la puerta a una mayor exportación de productos estadounidenses, a compromisos más firmes por parte de China en el combate al tráfico de fentanilo, e incluso a una posible reestructuración de TikTok. Aun así, Trump mantiene su postura desafiante: “China quiere llegar a un acuerdo, pero no sabe cómo hacerlo… Son gente orgullosa”, declaró recientemente.
Pese al tono confrontativo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, matizó la posición al recordar la buena relación que ambos mandatarios tuvieron durante el primer mandato de Trump. A su juicio, las diferencias podrían zanjarse si las conversaciones se retoman al más alto nivel.
La tensión comercial vivió un nuevo episodio este jueves, cuando la Casa Blanca confirmó que impondrá aranceles del 145 % a todas las importaciones provenientes de China. En respuesta, el gobierno chino prohibió el ingreso de películas de Hollywood e incrementó los tributos a productos estadounidenses hasta un 84 %.
La cancillería china, por su parte, endureció el discurso. El vocero Lin Jian advirtió que Pekín está dispuesto a “luchar hasta el final” si Washington no revierte su política arancelaria. “Las guerras comerciales no tienen ganadores y el proteccionismo no lleva a ninguna parte. Los chinos no buscamos pleito, pero no nos echamos para atrás”, sentenció.
El enfrentamiento económico entre ambas potencias se vuelve cada vez más complejo, en un contexto global donde los efectos de esta rivalidad podrían sentirse mucho más allá de las fronteras de ambos países.