Pluma Patriótica

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Repensar a la Secretaría de Cultura

Por: Antonio Martínez Velázquez

Hace un par de días, a invitación de Paco Ignacio Taibo II, participé en uno de los foros de consulta convocados por el comité redactor del Proyecto de Nación 2024-2030 de Morena. En este caso, sobre el proyecto cultural.

Como toda asamblea democrática, el tiempo se reparte de forma igualitaria y cronometrada, de tal forma que en dos minutos se deben plantear aquellas propuestas que enriquezcan este ejercicio, replicado de forma inédita en toda la república. En mi intervención planteé el siguiente problema: la construcción institucional de la Secretaría de Cultura no es la idónea para administrar los recursos y tener una relación sana con la comunidad cultural, de tal forma que debemos comenzar una discusión seria sobre la viabilidad del modelo actual de Secretaría.

¿Por qué me importa esto? Porque con emoción he sido testigo de primer orden de los pilares de la transformación cultural que emprendió el Presidente Andrés Manuel López Obrador: implementar una política ambiciosamente territorial, desparecer la idea de que la “alta cultura” y la “cultura popular” son cosas distintas, generar una política propia de promoción de la lectura, una inmersión crítica en la historia nacional como guía para entender el presente, encontrar en las personas y en sus comunidades creadoras las respuestas centrales a las problemáticas humanas, sociales y  ambientales.

Ese proyecto constantemente se topa con una institución centralizada y vertical que no ha permitido profundizar el cambio emprendido –pasamos de la emoción a la frustración—. Los programas como Cultura Comunitaria han tenido que ajustarse a la institución, y no la institución, ajustarse y cambiar para darles la fuerza que requieren. Es importantísimo reconocer la tenacidad y visión de la secretaria Alejandra Frausto para llevar a cabo la transformación cultural pese a la circunstancia de una institución anquilosada.

Desde mi responsabilidad como Secretario de Cultura de Tlaxcala, he reflexionado lo mismo: necesitamos instituciones culturales mucho más ágiles que puedan construir con las comunidades creativas. Repensar la idea misma de la Secretaría de Cultura federal como el vehículo idóneo, no es solo “para desaparecerla”, al contrario, se busca una institución más sólida y coordinada, y que pueda desarrollar una sana relación con creadores y públicos.

En coincidencia con el especialista, Eduardo Cruz, miembro del GRECU, imagino que lo que debe sustituir a la Secretaría es una institución con personalidad jurídica y patrimonio propios; que coordine, por ley, instancias en los distintos ámbitos de gobierno; que integre a casas de cultura, museos comunitarios y casas ejidales de cultura en su sistema; que articule un Fondo Nacional para la Infraestructura Cultural; que coordine transversalmente los esfuerzos culturales de otras dependencias (en especial, lo que se hace en la SEP frente a las aulas de educación básica); que apueste por un programa integral de profesionalización artística (como el que comenzamos a construir en Tlaxcala junto con el INBAL, único en el país); y, finalmente, que tenga consejos regionales fuertes y mecanismos financieros transparentes y flexibles para el desarrollo cultural de México.

De cara al próximo Proyecto de Nación, me gustaría impulsar esta discusión dentro de Morena y de los distintos comités redactores. Vale la pena hacerlo desde ahora; desterrando, de paso, la idea de que se intenta desaparecer las instituciones culturales, a lo Javier Milei, sino ampliarlas y dotarlas de mecanismos para garantizar el cambio emprendido.


@antoniomarvel
Secretario de Cultura de Tlaxcala

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