Una y otra vez escuchamos en la conferencia mañanera que la doctrina de los conservadores es la hipocresía.
Con la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y los cambios radicales —de raíz— que ha empezado la Cuarta Transformación, sus palabras se dotan todos los días de sentido al observar a la oposición convertirse en puritanos y absolutos, incluso a quienes saquearon a manos llenas y no tuvieron reparo en hacer a México completamente dependiente en términos estratégicos y energéticos.
Arrasaron con el medio ambiente, el bolsillo de la gente y la esperanza de una patria soberana para todos. A la oposición no le preocupa el Acuerdo de París o la Agenda 2030, mucho menos el costo de la luz. Les duele que la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica les golpeó en el único lugar que les lastima: la cartera. Les duele porque empresas extranjeras dejarán de percibir 412 mil millones de pesos a costa de un supuesto libre mercado. Mismo que no es libre, pues se compite en condiciones disparejas, ni mucho menos se regula solo con una visión de justicia social.
Los neoliberales tienen un particular: en todos lados ven negocio. Por eso entregaron la soberanía energética disminuyendo la producción de gas natural y el petróleo, haciéndonos completamente dependientes de la buena voluntad de Estados Unidos. Esto no solo es malvado, sino hasta estúpido en términos estratégicos y geopolíticos. En concreto, en tan solo 10 años nos hicimos 275% más dependientes del gas de Estados Unidos al aumentar en esa proporción la importación. Y como ven una bolsa de billetes verdes en cualquier empresa pública, las han operado bajo un paradigma denostador y debilitador, olvidando que es el patrimonio público del país.
Nadie, absolutamente nadie, puede estar en contra de las energías limpias. Al contrario, habrá que seguirlas impulsando bajo los esquemas existentes que cuenta la Comisión Federal de Electricidad; pero pretender que estas operen bajo contratos leoninos que le cuestan a la CFE hasta 56 mil millones es mezquino e irreal por la capacidad en términos reales de producción que tiene el sector.
La aprobación de la Reforma a la Ley de la Industria Eléctrica es un paso importantísimo para recuperar nuestra soberanía energética y marchar con paso firme hacia las energías renovables a largo plazo, pero también con conciencia de que se acabaron los negocios en lo oscurito a costa del Pueblo y que se acabó también la dependencia a la buena voluntad del extranjero.
Ayer me dio hasta risa ver la argumentación opositora que vociferaba que la luz subirá de precio. Por el amor de Dios, con sus reformas constitucionales del Pacto Contra México subió la luz, la gasolina y los servicios básicos al tiempo que perdíamos nuestra soberanía energética nacional.
Es muy claro que tenemos dos visiones distintas de país y, en esa contradicción, volveremos a ganar porque nosotros militamos con el Pueblo de México y los conservadores con la hipocresía contraria al interés nacional.
A ustedes ya los juzgó la historia.
Nos hará seguir ganando.
Nacimos para servir al Pueblo que ignoraron.
¡Viva el general Lázaro Cárdenas!
¡Viva la soberanía energética nacional!