¿Se imaginan ser detenidos en un aeropuerto por contrabando de democracia? Parece chiste, pero es anécdota. Hace diez años, en La Habana, un grupo de universitarios, funcionarios municipales y académicos del Centro de Estudios Parlamentarios de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) fue detenido en el aeropuerto Internacional José Martí durante cinco horas, provenientes de San José de Costa Rica. Ambos destinos constituían las escalas de un viaje de estudios para conocer sus sedes legislativas. El motivo de esa detención: llevar en su equipaje algunos libros sobre democracia y parlamentarismo en América Latina; se los habían regalado en la Embajada de México en Costa Rica durante su escala inmediata anterior, se los descubrieron en la banda de equipaje durante una inspección.
Antes de abandonar San José, algunas personas decidieron regalar sus libros a los compañeros estudiantes de posgrado. Fueron estos estudiantes quienes, de pie frente a una mesa a la altura de su pelvis, observaban sus libros colocados en hilera horizontal recargados en las maletas que permanecían abiertas.
Preguntaban si estaban siendo acusados de algo, pero los agentes sólo se limitaban a responder con otra pregunta: “¿Pertenecen a alguna ONG (sic)?”, ante la negativa y la aclaración de que eran un grupo de la UANL, los agentes se comunicaban por radio con sus superiores para tomar alguna determinación, pero frente a la falta de instrucciones solo le pedían al grupo que permanecieran de pie frente a la mesa mientras la situación se aclaraba.
Del otro lado, el grupo que no llevaba sus libros y que había superado el filtro se comunicaba con personal de la Embajada de México en Cuba. El incidente no pasó de esas horas de incertidumbre. Si bien les decomisaron los libros, estos les fueron devueltos horas después, una vez que todo el grupo se había instalado en su hotel.
Esta anécdota personal viene a colación porque Cuba ha regresado al centro del debate internacional a partir de las protestas del domingo 11 de julio de 2021, cuando la población cubana salió a las calles a manifestarse por una solución definitiva a sus problemas públicos, situación que ha derivado, tres días después, en la renuncia del viceministro del Interior, el General de brigada Jesús Manuel Burón Tabit, por disputas en materia de uso de legítimo de la fuerza.
En contraste con el incidente en el aeropuerto, tuve oportunidad de ser atendida en un consultorio por un malestar menor. Me sorprendió que no me cobraran y que, además de la atención, me entregaran la medicina que necesitaba, un antiinflamatorio. La atención médica fue igual a la que he recibido en México, si bien las instalaciones se encuentran en condiciones de mayor precariedad. Lo que me sorprendió fue la gratuidad, sobre todo a pesar de ser extranjera, pues en México nunca he recibido atención médica ni medicamentos gratuitos a menos que supere un proceso burocrático de semanas o meses cuando he tenido oportunidad de ser derechohabiente.
Otra enseñanza que la mayoría de los turistas en Cuba no se llevan es la visión que compartiera Ileana Capote, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”, a pregunta expresa de un compañero de viaje acerca de por qué defender al proyecto socialista cuando, por ejemplo, en México las personas pueden mejorar su calidad de vida en función de su esfuerzo. Ileana subrayó las virtudes de vivir en ese régimen después de haber superado intervenciones extranjeras que solo saqueaban los recursos naturales sin velar por el bienestar de quienes ahí vivían. Y agregó que lo complicado para el gobierno era mantener una política de cero desnutriciones de la infancia (y otros programas) mientras enfrentan un bloqueo comercial y que, además ellos no tenían el problema de seguridad que México sí estaba enfrentando (en aquél entonces el ejército estaba llevando a cabo funciones policiales).
Era verdad, conversando con personas en La Habana, ellas se enorgullecían de la solidaridad que las hermanaba, decían que el gobierno no necesitaba obligarlas a mantener seguras las calles porque el ambiente de paz era resultado de fraternidad espontánea que surgía de saberse un mismo Pueblo. A nosotros, en cambio, nos preguntaban con una genuina preocupación qué sentíamos al ver a los militares haciendo funciones de policía en las calles de Monterrey y qué pensábamos de las y los muertos. Así, porque en la televisión del hotel podíamos ver canales de televisión chinos y porque en los muros de los espacios públicos estaban los rostros de los revolucionarios, se hacía evidente el trabajo propagandístico del gobierno.
Desde el 14 de marzo de 1958 Estados Unidos de América, en el marco de sus atribuciones inicia los bloqueos comerciales y de servicios en respuesta a las políticas socialistas de la isla caribeña, políticas que en diferentes etapas han incluido alianzas con otras naciones y la variable del armamento nuclear.
Ambas visiones, la neoliberal y la socialista, constituyen el resultado de experiencias violentas de uno y otro bando. A la generación actual de cubanas y cubanos la historia del siglo pasado comienza a pesarles cada vez menos que los problemas públicos que están enfrentando. El pronóstico es reservado.