Crecimiento cero

Crecimiento cero

Retomando el tema sobre la disyuntiva entre crecimiento y desarrollo, el primer semestre de 2019 nos encontramos en una situación en la que el escenario global en materia de crecimiento económico podría traducirse como preocupante. Entre la mayoría de los países que integran el G20, incluido México, el crecimiento estuvo por debajo del 1 por ciento. Pero, como se ha hecho costumbre, en nuestro país a veces el ruido que generan los expertos con sus revisiones reduccionistas opaca los análisis más serios e integrales acerca del tema.

El crecimiento del PIB en los dos primeros trimestres del 2019 ha hecho que en ciertos medios tradicionales y en redes sociales algunos personajes anuncien una suerte de hecatombe, compuesta por la inevitable recesión económica de la que no podremos salir y que nos llevará a ser un país tercermundista. Afortunadamente los cataclismos que anuncian —un día sí y otro también— nunca se cumplen; y tenemos que, por ejemplo, según el Inegi, en el segundo trimestre de 2019 el PIB de México creció un 0.4 por ciento real respecto al mismo trimestre del año anterior. Y eso sin contraer deuda y poniendo en marcha ambiciosos programas sociales, así como con inversión comprometida, elementos que sin duda alguna detonarán un mayor crecimiento en los próximos trimestres.

La falacia de que el crecimiento es la piedra angular para el desarrollo del país se debe superar con análisis más profesionales, con discusiones más nutridas. Esa creencia quedó sepultada en las páginas de los libros de economía clásica, pero al parecer hay quienes se aferran al discurso. Hay que ver que en años pasados creció el PIB, pero también el porcentaje de personas en situación de pobreza y pobreza extrema, así como la inseguridad. Por seguir recetas extranjeras disminuyó la calidad educativa y la producción de Pemex, todo esto tejió un patrón de acumulación de riqueza: se hablaba de crecimiento pero no había redistribución.

Salvo los grupos de interés que se han dedicado a entorpecer el avance de las obras que detonarán desarrollo en regiones específicas del país (hablo de los colectivos financiados por grupos representantes del ala más recalcitrante de la derecha empresarial, como el colectivo No Más Derroches), la mayoría de mexicanos pertenecientes a todos los sectores somos, por razones de peso, optimistas.

¿Nada qué celebrar? Celebramos que no hay aumento de deuda, que no haya llegado la anunciada recesión (a pesar de que, sin duda alguna, habría quiénes lo celebrarían), también celebramos que de manera empírica se percibe una mayor redistribución de los recursos del país hacia los sectores más vulnerables, un crecimiento en la economía popular, las buenas noticias que nos han dado Pemex y la CFE. Y celebramos también las anunciadas inversiones en salud y educación.

Vamos bien.

Martha Cajigas. Maestra en Desarrollo Regional por el CIAD, A.C. Actualmente se desempeña en áreas relacionadas con políticas y programas federales para el desarrollo.

@marthacajigas

Otros textos de la autora:

-El fondo sin fondo

-Deconstrucción patrimonial

Sobre el autor

Comparte en:

Comentarios