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¿Qué hacer frente a los movimientos de extrema derecha?

Recientemente, en México dentro del debate nacional se han hecho presentes las luces y sombras de la extrema derecha, después de que varios senadores del grupo parlamentario del PAN se reunieran con Santiago Abascal, quien preside el partido de la extrema derecha española “VOX” para firmar la Carta de Madrid, la cual supone ser una misiva con la finalidad de frenar el avance del comunismo en el Mundo.

La aparición repentina de facciones políticas de extrema derecha en México es un suceso político que no puede pasar por desapercibido, puesto que negar su presencia sería por ende permitir su afianzamiento al interior de partidos, institutos, movimientos y organizaciones asociados tradicionalmente con la derecha.

Más allá de traer al debate su presencia, desgarrarse las vestiduras en Twitter, Facebook o cualquier otra red social que permita aunar al debate, se necesita con urgencia ser claros y contundentes en el reconocimiento de aquellos discursos de odio que están encaminados hacia el menoscabo de los derechos humanos de determinados grupos sociales.

Para esto, resulta necesario cuestionar todo posicionamiento, discurso o acción política  que persiga  la negación, cancelación u obstrucción  del ejercicio y disfrute de los derechos humanos de uno o más grupos sociales, ya que una de las características más notorias de la extrema derecha es la ira con la que se conduce en  contra de las comunidades indígenas y afrodescendientes, así como un constante odio hacia el movimiento proaborto, feminista, LGBT+, ambientalista, animalista, etcétera- La extrema derecha por consigna niega derechos e identidades atentando así con el pluralismo, la dignidad y las libertades.

También resulta necesario precisar que la extrema derecha está sumamente ligada con las tendencias militaristas y el Estado policiaco, puesto sus promotores asumen que la construcción de legitimidad se puede dar con mayor facilidad por medio de las armas; para muestra de ello, Jair Bolsonaro en Brasil, o personajes históricos como Francisco Franco en España.

Entonces ¿qué hacer frente a la extrema derecha? Reconocer las expresiones de odio tendría que ser el punto de partida, puesto que, en la mayoría de las ocasiones, niega derechos e identidades con base en el odio; el segundo paso es denunciar, toda vez que tengamos un reconocimiento claro de movimientos, partidos o personajes que enarbolen estas causas.

Reforzar los sistemas democráticos es una tarea urgente, ya que toda reforma política que menoscabe a las instituciones político-electorales podría ser en un futuro contraproducente, al inhabilitar el acceso a la representación de las minorías lo que las dejaría en desventaja frente a las mayorías, tal y como lo precisara Norberto Bobbio en su obra Liberalismo y democracia.

Construir alternativas reales de cambio desde la izquierda también resulta necesario, pues si se ofertan y trabajan en opciones encaminadas a disminuir las brechas de desigualdad y mejorar constantemente los niveles de vida del Pueblo de México, se puede contener el avance de la extrema derecha a través de la eficiencia y legitimidad del trabajo gubernamental.

Por último, detener al avance de los extremismos políticos es una tarea que compete a todos. Dejar de lado el negacionismo de su existencia permite saber ubicar toda expresión, discurso o acción política que se emprende desde el odio y la ira: hablar de los extremismos en la política no debe ser un tema que se aborde solo por moda o coyuntura política, sino una constante presente en el debate nacional, pues solo así se podrá actuar para disminuir, acotar y prevenir su margen de acción política de la extrema derecha.

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