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Trabajar con las mujeres

El Programa de Empoderamiento ha sido un esfuerzo institucional fundamental en el tema más importante para mi administración: trabajar con mujeres. Ampliar derechos, consolidar igualdades y garantizar acceso a las oportunidades para un sector que, a pesar de ser mayoritario en números, siempre ha sido visto como una “minoría”. En términos presupuestales, suele percibirse como un “gasto extra”; nunca como una inversión prioritaria. Esto solo consolida el rezago y la deuda histórica que el mundo político tiene con las mujeres. Esto debe cambiar.

Ser mujer y hacer política es muy difícil en este país. En los procesos electorales esto puede notarse por la enorme cantidad de cuestionamientos que siempre se nos hacen: qué haces, cómo hablas, cómo te vistes, si subes de peso, si bajas de peso… Y si llegas a gobernar, los cuestionamientos siguen: cuando ejerces autoridad eres soberbia, altanera, «hablas feo» … Señalar estos vicios y poner límites sensatos no le gusta a mucha gente, pero cuando los hombres hacen exactamente lo mismo, solo «están haciendo su trabajo».

Lo único salvable de esta situación es conocer a muchas compañeras que atraviesan los mismos problemas. Esto nos ha permitido construir redes de mujeres que no solo acompañan en las dificultades inmediatas, sino que permiten abrir espacios para que cada vez más de nosotras puedan hacer política. Sin estas organizaciones, la agenda estaría muy rezagada, a pesar de los discursos públicos. Y es que se habla mucho de paridad y violencia política en razón de género, pero lamentablemente es común que esto sea solo de dientes para afuera. Es incluso normal que quienes más enarbolan este discurso sean quienes más violentan en los hechos.

Cuando surgen movimientos con la fuerza suficiente como para cambiar las cosas, siempre aparecen intentos restauradores de privilegios. Esto no ha sido la excepción con el feminismo. De hecho, es un frente común para las organizaciones que están por la ampliación de derechos. Debemos encontrar maneras de que nuestras estructuras y organizaciones populares, incluidas las organizaciones de mujeres, crezcan más allá de la dinámica electoral, porque esta será siempre la base a la que podremos regresar cuando las cosas se pongan difíciles y desde la que podemos siempre ampliar la conquista de derechos cuando los vientos soplen a nuestro favor. Afortunadamente, tantos años de lucha han permitido que las mujeres seamos expertas en esto y gracias a ello, nunca más volveremos a ser recluidas de la arena pública.

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